Sabemos de sobra que los 80 aportaron mucho al mundo del cine y de la cultura pop, tanto que su espíritu permnece a día de hoy y continúa influyendo en muchos proyectos de éxito. Pero, como una de las nacidas en la década de los 90, hoy vengo a defender a mi generación. Unos años nada malos para el séptimo arte y en especial para el género cinematográfico del que quiero hablaros. Sí, me refiero a las películas animadas, o como decía siendo una cría, las películas de dibujos. Seguro que ya estáis pensado en muchos títulos, la gran mayoría creados por la industria del ratón más famoso del planeta. Sin embargo, otras productoras comenzaron a dar sus pasitos en ese mundillo dominado por Disney hasta el momento. Y nos regalaron buenas historias de animación que permanecen en nuestros corazones. Recuerdos de nuestra infancia.

No obstante, muchos de ellos han sido infravalorados por parte de la crítica profesional y el público del momento. Hoy me propongo defender algunos de esos filmes que han formado parte de mi vida y darles el reconocimiento que merecen.

“Pulgarcita” (1994)

Don Bluth y Gary Goldman (dos figuras importantes del cine de animación) dirigieron esta adaptación del cuento de Hans Christian Anderson, que resultó ser un fracaso en taquilla. A pesar de no ser perfecta, nos trae muy buenos recuerdos gracias a su banda sonora firmada por Mark Mancina y a personajes entrañables.

“Balto” (1995)

Dirigida por Simon Wells (bisnieto de H.G. Wells, nada menos), nos presentó una historia animada basada en hechos reales sobre un perro de trineo que salvó la vida de muchos niños en Alaska durante una epidemia de difteria en 1925 al liderar la caravana encargada de llevar las vacunas a la ciudad de Nome. Una preciosa cinta que pocos recuerdan. Buena animación, excelente banda sonora del siempre recordado James Horner y buen entretenimiento para todos, tanto grandes como pequeños, con escenas memorables que consiguen emocionarme a día de hoy.

“El Príncipe de Egipto” (1998)

Dirigida por Brenda Chapman (la primera mujer en dirigir una película de animación), Simon Wells y Steve Hickner. Dreamworks Animation se atrevió con esta adaptación muy libre del libro de Éxodo como primera película de animación tradicional de la compañía. Tuvo buena acogida por parte del público y críticas mixtas. Para mí sin duda es una de las mejores películas de animación ajena a Disney, a pesar de no ser fiel a la historia. Su banda sonora es excelente, creada por el maestro Hans Zimmer. ¿Cómo olvidarse de ese dueto cantado por la increíbles Whitney Houston y Mariah Carey?

“AntZ” (1998)

Dreamworks Animation volvió a arriesgar con su primera película hecha por ordenador enteramente. Una historia con un personaje carismático de tamaño minúsculo que cautivó nuestros corazones. Además, la película trata temas socio-políticos muy interesantes, junto a buenas dosis de humor. Merece la pena visualizarla. Y, aunque el doblaje en español es muy bueno, para los que prefieren la versión original, cuenta con actores renombrados, entre ellos Woody Allen como la voz de Z.

“La espada mágica. En busca de Camelot” (1998)

Una de las más olvidadas. Pero seguro que todos conocéis la canción “The Prayer”, versionada por varios artistas. Para los que no lo sabíais, pertenece a la bandas sonora creada por Patrick Doyle para esta película de animación. Basada en la novela de Vera Chapman, producida por Warner Bros, esta cinta con referencias a la leyenda artúrica nos presenta a unos protagonistas diferentes: un chico con una discapacidad y una chica que desea ser caballero de la mesa redonda. Un elemento que, a pesar de lo floja que es argumentalmente, la hace merecedora de ser recordada. Por cierto, Celine Dion canta la versión para la película de la canción mencionada en inglés y el oscarizado Gary Oldman dobla a uno de los personajes principales.

Seáis o no nacidos en la década de los 90 seguro que habéis visto alguna de las películas mencionadas. Y si no, os invitamos a hacerlo. Estas y otras cintas del género de la animación forman parte de nuestro legado, y por ello queremos transmitirlo a las nuevas generaciones y que lleguen este modo a apreciarlas, puesto que los 90 pudieron coronarse con orgullo por ser la época dorada de la animación, con sus cosas buenas y malas.

En próximos posts seguiremos hablando de ello. ¡Nos vemos, terriceros!

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