El pasado viernes 23, llegó a nuestra cartelera dos de los títulos que más han dado que hablar a lo largo de 2022. Por un lado, Don’t Worry Darling ha sido la comidilla del verano por su supuesto rodaje lleno de problemas. Por otro lado, Crimes of the future es la vuelta de Cronenberg a la “nueva carne”, algo que siempre da de qué hablar. Más allá de eso… ¿Cómo son las películas?
Don’t Worry Darling
Alice (Florence Pugh) y Jack (Harry Styles) tienen la suerte de vivir en la comunidad Victoria, una ciudad donde los hombres que trabajan para el Proyecto Victoria de alto secreto viven con sus familias. El optimismo por el estilo de vida de la sociedad en los años 50 tiene como director general a Frank (Chris Pine), visionario corporativo y Coach Motivacional de Estilo de Vida. Pero cuando empiezan a aparecer grietas en su idílica vida, exponiendo destellos de algo mucho más siniestro que se esconde bajo la atractiva fachada, Alice no puede evitar cuestionarse exactamente qué están haciendo en Victoria, y por qué.
Creo que es justo empezar diciendo que todos esos supuestos problemas que ha tenido el rodaje no los veo representados en la película. En ningún momento viendo la película siento que ahí ha habido problemas entre la directora y los intérpretes, entre los integrantes del equipo o similares. En lo que se refiere al ambiente y la cohesión entre miembros, la película no luce problemas (insisto, si es que los ha habido). Los problemas son otros y más importantes.
¿Es un problema que la película sea un batiburrillo de tramas, ideas y aspectos que hemos visto en diferentes proyectos audiovisuales pasados (los cuales creo que es mejor no mencionar para mantener la sorpresa y el misterio a los espectadores)? Para mí no, infinitas cintas han cogido ideas y sinopsis mil veces vistas y les han dado su toque personal y se han vuelto originales.
Mi principal problema con la película es que toda la parte relacionada con el misterio y los secretos que rodean a los personajes están mal presentados y mal desarrollados. Para empezar, a nivel argumental es un fallo que al poco de empezar la película ya te expongan que algo raro está pasando.
Esto es un error importante porque el relato pierde muchísima fuerza. Da igual que te hayas leído la sinopsis o hayas visto el tráiler y sepas qué tipo de película te vas a encontrar, si no dejas un tiempo de margen mínimo (pongamos 20 minutos) en el que el espectador tenga una correcta presentación de personajes protagonistas y el mundo en el que viven (la normalidad en la que viven), no podrán empatizar con el cambio (el misterio) que se azota en sus vidas. Esta presentación del misterio a los 5 minutos de empezar se carga este factor.
Pero luego, no solo es que me lo vendas muy temprano, es que el desarrollo de este es irregular (dura muchísimo y con ideas muy dispersas) hasta ofrecer un final precipitado (el clásico plot twist de toda la vida, pero sin acabar de sentar las bases de una correcta resolución por falta de tiempo).
Por todo ello, nos encontramos con que todo lo que sería la base de la película (el thriller psicológico) está mal estructurado.
Pero claro, no todo iban a ser cosas malas, la película tiene muchísimas virtudes también.
Para empezar, tiene una Florence Pugh absolutamente arrodallora. Si la película se sostiene durante gran parte de la película es por ella: nadie chilla, grita, llora y se asusta en pantalla como Florence Pugh.
A su vez, la actuación de su antagonista, Chris Pine, también es magnífica. Llevo años diciendo que Pine, a pesar de estar en distintos proyectos y “no faltarle trabajo”, nunca es tratado como el buen actor que es. Aquí le tenemos haciendo del director general de la urbanización donde viven los protagonistas, el cual esconde muchos secretos.
Cuando Pugh y Pine se encuentran juntos es cuando la película alcanza sus niveles más altos, cuando se respira la tensión en el ambiente, cuando el espectador más se divierte. Y ya no solo por sus actuaciones, sino por dos aciertos más de la película: Wide en la dirección y la BSO de John Powell.
Wide ya nos dio la sorpresa con Booksmart, pero aquí notamos un aprendizaje y un desarrollo detrás de las cámaras muy satisfactorio. Puede que me queje de la aparición del misterio y de cómo se desarrolla, pero esto solo a nivel argumental; a nivel visual sí que me gusta mucho y es por ello que al final acabo aceptándolo más que rechazarlo.
Pero es que la banda sonora de Powell es un absoluto espectáculo sonoro. Combinando diferentes estilos de música, instrumentos y voces, Powell nos brinda unos temas fuertes y frenéticos que se combinan a la perfección con las imágenes. Lo más cercano que hemos estadio a nivel musical del Mad Max de Junkie XL.
Entonces claro, cuando se junta todo (banda sonora, dirección y dos buenas actuaciones), tienes unas escenas de tensión puras y duras, que yo disfruto como el que más.
En general es una película que no es horrenda (como muchos están pintando), pero tampoco es buenísima; simplemente es una película que funciona mínimamente bien, pero que podría haber sido mucho mejor de lo que es.
Crimes of the future
Cuando la especie humana se adapta a un entorno artificial, el cuerpo humano es objeto de nuevas transformaciones y mutaciones. Con la ayuda de su compañera Caprice (Léa Seydoux) y Saul Tenser (Viggo Mortensen), célebre artista performativo, escenifican la metamorfosis de sus órganos en espectáculos de vanguardia. Timlin (Kristen Stewart), una investigadora de la Oficina del Registro Nacional de Órganos, sigue de cerca sus prácticas. Es entonces cuando un grupo misterioso aparece: desean aprovechar la fama de Saul para revelar al mundo la próxima etapa de la evolución humana…
Sentimientos encontrados con Crimes Of The Future. Por un lado, me fascina todo el concepto que explora Cronenberg sobre la evolución del ser humano y el miedo a lo diferente. Por otro lado, no acabo de “disfrutar” toda la narración y exposición (argumental, no visual) sobre las exposiciones de arte en relación al daño del cuerpo. Me explico…
Crimes of the future es una película que en sus 107 minutos de metraje aborda muchísimos aspectos, pero muchísimos. De todos ellos hay bastantes elementos que me fascinan, empezando por el planteamiento que hace del ser humano.
¿Cómo sería un mundo en el que el ser humano desarrolla mutaciones y transformaciones? ¿Cómo reaccionaría el mundo a que, de repente, obtuviéramos nuevos órganos vitales? ¿Estaría la sociedad preparada para aceptar el cambio? ¿Habría segregación por parte de los que no han evolucionado hacia los que sí? ¿Y al revés? ¿Cómo se contabilizaría, analizaría y se estudiaría todo ello? ¿Qué salidas tendría todo ello para la especie?
Todas estas preguntas aparecen en la película. Cuando se habla de ellas, se meditan sobre ellas y se le intentan dar respuesta; es cuando la película es una absoluta maravilla.
Desde una perspectiva humana y personal, pasando por el punto de vista científico, llegando a un entramado político policial. De todas estas maneras se tratan esos temas, y todos de una manera muy inteligente.
Otro aspecto de la película muy satisfactorio son los actores. Contamos con Viggo Mortensen y Léa Seydoux encabezando el reparto, ambos con muy buena química y dándolo todo a las órdenes de Cronenberg; pero el plato fuerte nos lo da Kristen Stewart.
Mira que no soy nada fan de la actriz y en su mayoría de actuaciones no me gusta demasiado su trabajo; pero aquí tiene tan claro el proyecto en el que está, el papel que desempeña y el objetivo de la película que nos da una actuación extraña, hipnótica e interesantísima.
Ahora, como decía al principio, no consigo disfrutar de todo el proyecto por dos elementos de peso:
Por un lado, dejando de lado todo el apartado filosófico de la película sobre la evolución del ser humano y la trama policial de investigación, tenemos una trama (o mejor dicho, una idea) que se narra a lo largo de la película que es el dolor y el cuerpo humano dañado como arte.
No es que no me interese, en sus primeros minutos me pareció bastante curioso, pero creo que es una idea que a nivel argumental se repite constantemente, que no influye en las demás tramas ni en el desarrollo de personajes, y que solo sirve para que Cronenberg pueda capturar momentos visualmente incómodos para el espectador.
Por otro lado, la película de Cronenberg desea con tanta fuerza explicar tantas cosas en tan poco tiempo (recordemos que la película “solo” dura 107 minutos) que al final, cuando acaba la película, da la sensación de haber visto un episodio piloto largo de una serie más que una película persé.
Y ese es el verdadero fallo de la película. Puedo “pasar” toda la subtrama del arte (me importa poco, pero no me llega a molestar), pero el problema lo tengo cuando una película tiene tantos elementos interesantes que, esa misma cantidad, hace que la película carezca de una estructura “clásica” de “inicio – desarrollo – final” y que deje, ya no un final abierto para una trama determinada, sino cuatro finales abiertos que no aclaran nada (más aun teniendo en cuenta que ni Cronenberg ni nadie tiene en mente que este proyecto pase a ser una trilogía o similar).
Curiosamente estamos ante uno de los pocos casos de “esta película debería ser una serie” (y no al revés como estamos acostumbrados).