Corría el año 2010, una época en que la tuve un bloqueo literario brutal. Quería leer un libro de fantasía o ciencia ficción, pero en aquel momento no veía ninguna novedad editorial que llamara mi atención. ¿El culpable? Hyperion de Dan Simmons. Leedlo y veréis cómo tenéis una resaca literaria de la que tardaréis en recuperaros. Además, como a muchos otros de vosotros la espera por poder leer Danza de Dragones estaba acabando conmigo. Por suerte, ese bloqueo tocó a su fin cuando encontré un libro llamado Elantris. En la portada leí la opinión que había escrito Orson Scott Card: “La más bella novela de fantasía que se escribirá en muchos años”. Pero yo no me quedé ahí, sabía que, al ser una publicación de NOVA, seguramente en su interior habría un prólogo escrito por Miquel Barceló. Ese día salí del Fnac con Elantris de Brandon Sanderson.
Y así es cómo conocí a vuestra madre, perdón a Brandon Sanderson. La historia evidentemente no quedó ahí. Cuando acabé Elantris pensé “necesitó leer todo lo que ha escrito este buen señor”. Y aquí estamos ahora, contando los días para que llegue el 19 de noviembre y que se publique la cuarta entrega del Archivo de las Tormentas. ¿Por qué Brandon Sanderson ha revolucionado el mundo de la fantasía?
Un mal escritor con mucha perseverancia
Sanderson siempre menciona sus principios nefastos dentro del mundo editorial. Era muy malo, pero también muy persistente. Durante años compaginó el trabajo de escritura con el de recepcionista en un hotel durante el turno de noche. Al fin, sus esfuerzos surtieron efecto y consiguió publicar su primera novela, Elantris. Para aquella época tenía bien claro qué clase de novelas quería crear y hasta ahora no ha cesado de trabajar y de presentarnos mundos e historias nuevas rigiéndose por tres normas.
Las tres leyes de Brandon Sanderson
Empecemos por la primera: la capacidad de un autor a resolver un conflicto con magia es directamente proporcional a lo bien que el lector haya comprendido la magia. Del mismo modo en el que la ciencia ficción se divide en ciencia ficción blanda y ciencia ficción dura dependiendo de las explicaciones científicas que contenga la novela, Sanderson divide la magia en: magia blanda y magia dura. Un claro ejemplo de magia blanda son Tolkien o George R.R Martin en Canción de hielo y fuego. Ambos autores usan la magia como ambientación, pero no aportan normas que la regulen. Los lectores somos como muggles que percibimos la magia como algo misterioso. Por otro lado, la magia dura, muestra la magia como una herramienta decisiva en el progreso de la historia. A parte de Sanderson, un claro ejemplo de magia dura es Robert Jordan en La Rueda del Tiempo. Mediante Jordan y Sanderson aprendemos que la magia es algo que no se puede usar a la ligera porque, como todo, tiene un precio. En otras palabras, la expresión “lo hizo un mago” no va con Sanderson quien siempre crea sistemas mágicos con sus normas.
Segunda ley: las limitaciones de los personajes siempre deben ser mayores que sus poderes. Para explicar la segunda ley, Sanderson pone de ejemplo a Superman. Puede volar, lanza rayos con sus ojos y tiene una fuerza extraordinaria. Sin embargo, las mejores historias del personaje giran en torno a todo aquello que no puede hacer o las historias en las que se ve afectado por la Kryptonita. Si en la primera ley hemos visto que la magia debe tener normas, en la segunda aprendemos que la magia o los poderes tienen limitaciones. Una escritora que sirvió de inspiración para Sanderson fue Barbara Hambly quien en Vencer al dragón nos muestra a una mujer de mediana edad que debe escoger entre perfeccionar su magia o dedicar más tiempo a su familia. Mediante las limitaciones Sanderson desarrolla personajes con los que es muy fácil sentirse identificado y que se alejan del héroe de Campbell.
La tercera y última ley. Sanderson defiende lo importante que es ampliar la historia y el mundo que hemos creado antes de añadir algo nuevo. De ese modo, el escritor evitará cargar a su lector con datos que pudieran llegar a ser aburridos. Hay que seguir el ejemplo del MCU que durante años asentó las bases de su universo antes de expandirlo.
No importa si escribe novela infantil, juvenil o fantasía épica para adultos, estas tres leyes se pueden apreciar en todas las novelas Sanderson, quien se ha convertido en un constructor de mundos magistral y ha creado un universo en el que entrelaza y une sus novelas que conocemos como Cosmere.
Desde que Tolkien escribió El Hobbit, la fantasía ha ido evolucionando y cada escritor ha ido añadiendo su toque personal que ha mejorado el género. Robert Jordan revitalizó el género creando un sistema de magia que varía según si eres hombre o mujer. George R.R Martin nos sacó el viaje del héroe al uso para relatarnos la lucha para conseguir el trono de hierro. Patrick Rothfuss nos demostró que un libro de fantasía puede estar escrito con una prosa maravillosa. Y Sanderson le ha dado al género de la fantasía una nueva perspectiva en la que tanto el desarrollo de personajes como la construcción de mundos tienen relevancia.
Consejo de gremlin: empieza por Elantris
Hay muchas maneras de acercarse a la obra de Sanderson. Cuando me preguntan cuál es el mejor libro para adentrarse en el Cosmere siempre recomiendo leer Elantris. Sin duda es la obra más sencilla de Sanderson, pues fue el sexto libro que escribió y, desde su publicación, Sanderson ha ido adquiriendo más experiencia. Pero a Miquel Barceló me remito, Elantris es “una sorprendente bocanada de aire fresco, una rara novedad de la mejor fantasía épica con una buena historia completa y magistralmente satisfactoria en un único volumen”. Creedme, Barceló no recomienda a la ligera. ¿Os animáis a entrar en Elantris y descubrir qué terrible enfermedad asola a sus ciudadanos? Por supuestísimo aprovecho también para recomendar a los otros pesos pesados de la fantasía citados en este post.

Tanto si llevas años leyendo a Sanderson y, como yo, estás esperando a que publique Ritmo de guerra o estás dudando en lanzarte a leer a Sanderson…
¡A disfrutar!