En la pasada edición del TerrorMolins, hace ya unos meses, tuvimos la gran oportunidad de entrevistar a Óscar Martín, director de Amigo, una de las películas españolas más sorprendentes del año pasado. Como ya hablé de ella anteriormente por aquí, creo que sobran las presentaciones. Si es que, además, cuanto menos sepáis de la película, mejor. Simplemente me gustaría agradecer al equipo del festival por facilitarnos la entrevista y a Óscar Martín y Elena Muñoz por aceptar sentarse a charlar nos nosotros.
Antes de ver la película se hablaba mucho de la relevancia de la improvisación en la historia. ¿Cuánto hay de guión y cúanto de libertad actoral?
Fíjate que en un principio sí que teníamos una animática. Pero es cierto que íbamos desarrollando el guion entre los tres (con Javier Botet y David Pareja). Nos juntábamos. No es que cada uno fuera escribiendo el guion en su casa y fuéramos compartiendo el texto, sino que entre los tres lo desarrollábamos a tiempo real. Había textos muy expositivos que no quedaban bien, entonces David y Javi los cambiaban. A mí me gustaba que fuera algo real. No dejarnos imbuir porque algo tenga que ser explicado, sino en dejarles esa libertad. No es que el guion estuviera escrito sobre la marcha porque teníamos pocos días para rodar y teníamos que estar bastante marcados. Pero sí que a la hora de gestar el proyecto jugábamos muchísimo y cambiábamos cosas casi cada día.
¿Hasta qué punto hay buenos y malos en la película? ¿Hasta qué punto es mejor estar solo que mal acompañado?
No me gustan las pelis de buenos y malos. En la realidad todos tenemos un poco de las dos cosas. Siendo esta una película de dos personajes encerrados teníamos que jugar mucho con la dualidad humana. Por eso este juego de gato y ratón, de intercambio de papeles. No es bondad o maldad, es simplemente la situación que llevaban a este tipo de comportamientos que nosotros podemos entender como bien o mal. Por ejemplo, David se mueve por amor, que puede ser también bastante destructivo.
Hay un momento de la película en el que aparece explícitamente Historias para no dormir de Ibáñez Serrador. ¿Cuáles dirías que se podrían considerar como referencias de Amigo, sobre todo a nivel nacional?
A nivel de escenas concretas, no. Queríamos evitar que la película se convirtiera en un cóctel. Pero a nivel de espíritu, sí que es como un homenaje a esos grandes maestros con lo que he crecido como Ibáñez Serrador, Paul Naschy, Joaquín Gómez, José Ramón Larraz… Pioneros del cine español, del fantaterror de los 70 que realizaban las películas de una forma totalmente independiente, jugándose su patrimonio. Se iban a su casa de la sierra y grababan. Quería que estuviéran con nosotros y nos arroparan de alguna manera casi mágica. Es más una invocación que un homenaje directo.
A nivel más general, partíamos de todas las películas de los 70 de dos personajes encerrados. ¿Qué fue de Baby Jane?, La huella… Luego es verdad que íbamos todo tipo de matices, como de cine más polaco. Polansky, Skolimowski… Intentábamos buscar algo exótico dentro de lo ibérico, que alguien de fuera viera la película como algo marciano. Hanake también estuvo siempre ahí sobre todo en el tono. Misery influyó a nivel de trama, por poner otro ejemplo.
¿Cómo ha sido dirigir a dos cómicos en un espacio tan alejado de su género?
Javi y David son los Faemino y Cansado del poshumor. Yo con sus cortos siempre me río un montón. Es cierto también que ellos parten siempre de unas premisas muy enfermas y muy dramáticas. Es un humor desde la humillación recíproca, de situaciones completamente demoledoras a nivel humano. Teníamos muy claro que la idea fundamental era marcar eso, que fuera un oscuro dramón protagonizado por estos dos personajes tan graciosos. Hay un montón de momentos divertidos que surgían en el rodaje y que hemos tenido que quitar. David de repente salía con un plátanos en la escena, por ejemplo. Es un poco como en Vivir rodando con Steve Buscemi. Es un actor que de repente aparece con un parche entre toma y toma. Te sorprende, te ries y te ves obligado a dejar que eso florezca. Hay que poner el abono para que saquen ellos toda su creatividad. Javi y David son como un viejo matrimonio. David ha cuidado de verdad a Javi en muchos momentos difíciles. Ha estado en el hospital con él. Es casi un documental.
¿Qué expectativas tenías al empezar con Amigo? ¿Esperabais esta tan buena recepción por parte de los festivales?
No teníamos ninguna pretensión. Sólo queríamos saber si éramos capaces. Todos somos amantes del cine y queríamos realizar este ejercicio con amigos, que además son todos profesionales de primer nivel. De alguna manera vimos en esta película una forma de retarnos, de ver si éramos capaces de hacer esto en este periodo de tiempo tan limitado y que saliera algo digno. Luego el reconocimiento que hemos tenido en los festivales ha sido la guinda. Pero es el hecho de hacerlo por amor al cine.
Se ha hablado mucho de Parasite últimamente y de cómo podría el cine español tomar ejemplo del coreano a la hora de encontrar algo que lo diferencie. ¿Qué cualidad crees que nuestro cine debería defender para consolidar su presencia en el panorama extranjero?
De lo local se llega a lo global. Nuestro mayor error es intentar emular el cine americano y hacerlo con actores de aquí. No nos lo creemos. Lo que tenemos que hacer es buscar aquello intrínseco que nosotros podamos aportar. Estas situaciones propias son aquellas que en el extranjero resultan exóticas. Al fin y al cabo estamos narrando algo humano y, por tanto, universal.
¿Qué nuevos proyectos hay en tu mente?
Tenemos muchas ideas. Siempre me da por escribir esas ideas que tengo y sueño. Te tienes que dejar llevar por aquello que te gusta aunque no te estés dedicando exclusivamente a ello. He recuperado algunas ideas del cajón y otras están surgiendo. Ayer nos surgió una con Javi que puede estar bastante bien. Ahora mismo tenemos tres proyectos de largos y una serie.
¿Cómo convences a alguien para que vaya a ver Amigo?
Es una película que les puede sorprender. Cuanto menos sepan, mejor. Si vas condicionado esperándote una comedia o un género concreto puedes salir decepcionado. Me pasó una cosa muy curiosa con un crítico que al acabar la proyección se nos acercó y nos dijo: «Me esperaba la típica tontería y me he encontrado con una obra de autor en plan Bergman, por esto de que los personajes se llamen igual que los actores». Le dije, «sí sí, claro». Amigo es una película en la que el espectador pone bastante de su parte sobre nuestro esquema. Se trata de una obra muy de hueso, muy minimalista. Es el espectador el que puede hacer que sea más grande.
Amigo hay que verla, aunque solo sea por ver a Javi y David en estos personajes. David es el Peter Sellers español y él lo sabe. Tiene dentro un mundo y una personalidad capaz de dotar a cualquier personaje de algo diferente. Y a Javi siempre se lo decía, que sus cualidades físicas, creativas e imaginativas han hecho que esté donde se merece estar. Los americanos no son tontos, no es solamente un hombre que se disfraza. Emana muchísima alma.