Veneciafrenia, la nueva película del director bilbaíno no será vista hasta abril de 2022, pero nosotros ya hemos podido disfrutar de ella. Protagonizada por Ingrid García Jonsson, Silvia Alonso, Goize Blanco, Alberto Bang y Cosimo Fusco, la película pretende que le tengas miedo a uno de los lugares más bellos de Italia: Venecia. ¿Lo conseguirá?
Welcome to the fabulous Venecia
Como mosquitos atraídos por el faro más brillante, los turistas están apagando la luz de la ciudad más hermosa del planeta. La agonía de las últimas décadas ha desatado la ira entre los venecianos. Para frenar la invasión, algunos se han organizado, dando rienda suelta a su instinto de supervivencia. Nuestros protagonistas, un sencillo grupo de turistas españoles, viajan a Venecia con la intención de divertirse, ajenos a los problemas que les rodean. Allí se verán obligados a luchar por salvar sus propias vidas.
Primera película con el sello «The Fear Collection», una colaboración de Pokeepsie Films con Sony Pictures España y Amazon Studios, que dará altavoz a directores de género para producir largometrajes originales.
Lo visual contra lo argumental
Álex de la Iglesia es un genio, de eso no hay duda. Como genio, tiene autenticas delicias como La comunidad, Las brujas de Zugarramurdi o El Bar. Pero los genios también fallan, un ejemplo sería Los crímenes de Oxford. Esta vez el genio ha fallado. Después de una sorprendente 30 monedas (serie de HBO creada por él), Veneciafrenia es un trabajo bastante menor.
El principal problema que tiene la película es su afán por las escenas macabras, terroríficas y alocadamente espeluznantes. De la Iglesia se decanta por la creación de villanos, escenarios y giros argumentales enfocados a desencadenar en una apoteosis antes que construir una estructura coherente que den un argumento fuerte.
Este hecho es curioso por partida doble.
Primero, porque aunque tu cabeza te diga que lo que estás viendo no tiene ningún sentido, en verdad lo estás disfrutando. Si esto ocurre es porque el director ha mejorado (más si se podía) su dirección; esto, sumado a una producción alta, da lugar a imágenes deslumbrantes. Sin sentido, pero disfrutonas.
Segundo, porque en un inicio (y hasta mitad de película) la cinta compaginaba muy correctamente un guion bien construido con una puesta en escena llamativa. No es hasta mitad y final (sobre todo final) que la película deja de lado el raciocinio para dedicarse al 100% al espectáculo visual. Y yo me pregunto: ¿por qué? Si me estabas demostrando que ambas cosas juntas eran posible.
Otro aspecto a comentar son sus personajes. Estos, o mejor dicho, sus secundarios, es otra cosa que no me ha convencido. En el caso de los principales no tengo ninguna queja, personajes odiosos que se merecen lo peor pero que te ríes y disfrutas con ellos. En cambio, sus secundarios son tediosos en el peor de los sentidos.
Desde un policía encargado de la investigación que gestiona todo de manera estúpida, hasta unos villanos con plan con infinitas fisuras. Papeles tan importantes como el “malo de la historia” (y el que quiere cazarle) deberían estar más trabajados.
Un aspecto que me ha gustado muchísimo, y el cual nunca suele fallar, es su banda sonora. Roque Baños, clásico del director, consigue transmitir la angustia, agonía y adrenalina que sienten nuestros protagonistas a través de una partitura perfecta (lo bien que se compagina con los créditos iniciales ya es de otro mundo).
Todos estos elementos juntos dividirán a la audiencia entre aquellos que acepten determinadas decisiones creativas y aquellos que no.
Conclusión
Veneciafrenia es «de la Iglesia» en estado puro: locura tras locura, salvajada tras salvajada. A veces, increíblemente certera, otras, un completo sinsentido. Dirección magnífica (no para de mejorar) que nos guía por la aterradora Venecia. ¿Me gusta? ¿Me desagrada? Lo desconozco.