¿Podéis oler eso? Un rastro de hedor de alcantarilla se abre paso por tus sentidos, pero hay algo más… Algo más cremoso, mucho más apetecible. Espera, espera… ¡La pizza ya está lista! Y cuatro adolescentes, tan mutantes como divertidos, ya está salibando con ese Pepperoni recién horneado. ¿Te apuntas? Se abren las puertas al subsuelo de nuestro Blog. Bienvenido a nuestra Crítica Sin Spoilers de Tortugas Ninja: Caos Mutante.
Tortugas Ninja – Con agujetas en las mejillas
Gran parte del mundo tiene su historia con las Tortugas Ninja. Quien no creció con los dibujos, disfrutó con algunos de sus videojuegos o incluso recuerda su canción como un eco del pasado. O eso, o has vivido toda tu vida en las alcantarillas. Y venga va, entre tú y yo… ¿Quién no tiene su Tortuga favorita? Ese sentimiento de, si yo fuera una sería… (Donattello, ya te voy avisando, querido lector, que un servidor es Donatello, pero un poco menos verde). Y es que este pequeño variopinto grupo de héroes adolescentes, ha tenido entre su caparazón y su piel, nuestro pequeño corazón.
Y ahora, emerge, muta de nuevo, para llegar a una nueva generación. Para conectar, cómo solo saben hacer las películas de animación, con cualquiera que esté sentado en la butaca. Porque sí, Tortugas Ninja: Caos Mutante, está hecha para gustar. Para que no seas capaz de sacar la sonrisilla de tus labios. Para que no puedas respirar entre las centenas brillantes referencias a nuestra cultura (incluyendo a Vengadores, Anime, Música…), con un ejercicio de auto-consciencia increíble. Y llega hasta el punto de que, aunque se hable explícitamente de la maldad, tenga la capacidad de plasmar con un toque tan dulce, esos tres tipos de villanía: La que no puedes evitar, aquella en la que te transformas para sobrevivir y aquella en la que tienes que convertirte para proteger a tus seres más queridos.
Tortugas Ninja – Los estoques de la ‘buena vibra’
Y absolutamente todo, pero todo ello, se viste con una buena vibra que te hace conectar con la esencia de la película y con su mensaje. Porque no importa lo extraños que seamos, son nuestras vibraciones, nuestra manera de abordar el mundo aquello que nos hace tan iguales o tan diferentes. Y bajo un doblaje expléndido, Raphael, Leonardo, Michelangelo y Donatello, se encargan de crear una película con un dinamismo activo, con una acción bien plasmada y con unos personajes excelentemente definidos, tanto en sus trazos, como en cada una de sus palabras.
Porque es una película que no deja de hablar de la aceptación. De cuanto hacemos para que seamos aceptados por los demás, sea cómo héroe o como villano, como padre o como adolescente. No importa si te equivocas. Aceptarte también será seguir haciéndolo, sin importar volver a equivocarte. Sin importar las náuseas.
Las afiladas armas de su guión, muy poco ambicioso narrativamente (con una estructura de película de presentación de superhéroes muy marcada), pero con tanta consciencia sobre sí misma, que te hará disfrutar con ligereza de principio a fin.
Tortugas Ninja – Los trazos vibrantes de una nueva generación
Y llegó la mutación a las pantallas. Cómo si de un líquido biscoso y verde se tratara, Spiderman y su Multiverso, impregnó la animación. Y no llegáis a imaginar cuanta felicidad desborda por mis poros. Porque sí, me convertí en un amante con cierta adicción a ese estilo de animación y prometí consumir todo aquello que me dieran. Y Tortugas Ninja: Caos Mutante, es otra dosis imaginativa y desbordada.
Siendo sincero, la animación en esta película tiene luces desbordantes y sombras que te ahogan. Porque el trazo es el más ligero que hemos visto. Cómo si de un esbozo se tratara, los trazos vibran constantemente. Los efectos de iluminación, explosiones y pequeños detalles, serán simples ceras hechas con la intención creativa de asemejar los dibujos de un niño pequeño. Los rayajos sin complejos de aquel momento en el que la niñez nos hacía dibujar los mejores cómics de la historia. Sin juicios, ni complejos.
Y cogiendo esa misma línea, el cubismo de Picasso entra en escena. Los rostros humanos, amorfos intencionalmente, cogen referencias en el artista malagueño para sacarnos de nuestra zona de confort. Resultan extraños, en contraste con la intención tan bella de Spiderman, pero lo aceptas y lo abrazas, porque el director y sus artistas, lo llevan hasta el final con precisión infantil.
Sus pequeñas notas amargas
La mayor sombra de la película, además de su poco inspirada estructura argumental (se queda tan corta que no se puede evitar tenerla en cuenta) y de su final extendido y poco emocionante, es la gran oscuridad que redunda en toda la película. Comprendemos que, al igual que el justiciero murciélago, sus aventuras son por la noche, pero los contrastes con la oscuridad y los neones, no hacen ningún bien a una película con ese tono tan diurno y brillante.
La acción, excelentemente coreografiada, no se acompaña con el movimiento ágil y desbordante que anhelas de estas películas. Al igual que el Gato con Botas, esperas una movilidad a la altura, pero imagino que llevar el caparazón debe ser una carga demasiado pesada.
Por último, la Banda Sonora, a diferencia de su animación, no sabe definirse. Pasa de jugar a un toque sintetizador al más puro estilo Stranger Things, a buscar la épica de una película de superhéroes. Buen intento, pero se acabará definiendo.
¡Cowabunga! ¿Te animas a probar otro trocito?
Si algo deja claro la película, es que todavía hay más porciones de Pizza en la nevera. No deja de ser una presentación de personajes. Una Parte 1 dentro de una saga. El piloto de una serie. Y se queda esa sensación en parte chiquitita de tu caparazón.
Pero las sensaciones sí o sí, serán positivas. Si te centras en la vibra, en su excelente estilo de animación y conectas en algunas de las referencias de la películas, estoy seguro de que querrás más Pizza.
Así que prepara tus nunchakus que la batalla acaba de comenzar.
Como siempre, un placer ser vuestro escritor mutante favorito.
Nos seguimos leyendo amigos.
