En la recien estrenada en España plataforma de streaming, Disney+, podemos encontrar varios títulos relacionados con esas mascotas fieles que tanta compañia dan. Uno de esos títulos es la adaptación en vivo de La Dama y el Vagabundo, una película entretenida, para un público más infantil. Pero si buscas algo más sustancial pero que se pueda ver en familia, no puedes perderte Togo de Ericson Core. La película sigue la historia real del perro de trineo guía Togo y su musher Leonhard Seppala (Willem Dafoe).
Si bien Balto obtuvo mucho crédito por la Carrera del suero de 1925 porque terminó el relevo, fueron Togo y Seppala quienes recorrieron la parte más larga y posiblemente la más difícil del viaje. Sin embargo, la película de Core está menos interesada en los detalles de la prueba de suero y más en el vínculo entre Togo y Leonhard, lo que lo convierte en una historia más emocional, especialmente si amas a los perros.
El hombre y su perro
La historia comienza en 1925 cuando la difteria golpea la pequeña ciudad de Nome en Alaska. La única forma de obtener el suero de forma segura de Fairbanks es a través de trineos de perros, por lo que Seppala se ofrece como voluntario para hacer el viaje. En un vistazo al pasado vemos los inicios de la relación entre Togo y Seppala. Travieso, imposible de entrenar y molesto, se gana el corazón de la esposa de Leonhard, Constance (Julianne Nicholson) pero Seppala no le ve futuro como perro de trineo. No obstante, demuestra su valía, no solo como perro de carga, sino como perro guía.
Si buscas una historia que narre la complejidad que supuso la Carrera del suero a Nome, esta no es la película apropiada. Core no se preocupa demasiado en los eventos históricos, si bien la historia intenta mantenerse lo más fiel posible. Pero el corazón de la película, la historia que Core nos cuenta, es la parte emocional, la estrecha relación entre Togo y Seppala. Y es por ello que ha tenido tanto éxito. Dafoe también es una gran elección para la película. Togo es un testimonio no solo de su profesionalismo, sino de la maestría y experiencia que aporta el actor a sus roles. Ya solo por él, vale la pena.
La mayoría de dueños saben cuando llegan a casa si su mascota ha hecho algo malo. Su reacción inmediata es la frustración y la decepción de que se haya revolcado por la basura o haya tirado algo. Y luego miras a tu perro y simplemente no puedes enfadarte porque es lo adorable que existe en el mundo. Togo transmite ese sentimiento. Sí, hay aventuras y actos de heroísmo, pero lo que hace especial a Togo es cómo respeta ese vínculo único entre un perro y su dueño. Un sentimiento que, tengas mascota o no, vive en nosotros. Por ello, es fácil conectar con la película.
Sin duda, Togo es por encima de todo un relato de amistad. Pero también es una aventura a contrarreloj llena de obstáculos que consigue ese tono asfixiante que, aun así, te obliga a continuar en el camino. Sin embargo, aunque el viaje es duro, vale la pena llegar al destino.