Ayer, viernes día 9, ha llegado a las carteleras españolas Todo sobre mi padre, la nueva comedia de Robert de Niro; la cual coprotagoniza con Sebastian Maniscalco, cómico y actor que también ha coescrito la película. En una época donde se producen películas de comedia blanca, sin gracia y pobres, ¿estaremos ante una de aquellas que sí vale la pena ver?
Los padres de él
Sebastian le dice a su padre Salvo, un inmigrante italiano chapado a la antigua, que tiene intención de pedirle matrimonio a su novia estadounidense, Ellie. Pero antes de dar su visto bueno, Salvo insiste en pasar un fin de semana con los padres de ella. El choque cultural entre ambas familias es sencillamente inevitable.
Una fórmula mil veces vista, pero que cumple con su propósito
Cualquiera que haya leído la premisa del párrafo de arriba, o cualquiera que haya visto el tráiler, es consciente de que estamos ante una película que podría formar parte del universo cinematográfico de “Robert de Niro haciendo de padre – abuelo”. En este género encontraríamos grandes películas como serían la trilogía de Los padres de… o películas de una calidad infinitamente menor como En guerra con mi abuelo o Dirty Grandpa. ¿Dónde se situaría Todo sobre mi padre? Pues sin llegar a las excelentes y notables entregas de Los padres de…, está muy por encima de los últimos trabajos en comedia de De Niro.
¿Por qué? Porque la cinta cuenta con tres elementos que respeto en (este tipo) las comedias:
Por un lado, que los actores den lo máximo de su vis cómica. Nadie sospecharía de Robert De Niro está aquí por el talonario que se le debe de haber ofrecido (al fin y al cabo, ser actor es un trabajo como cualquier otro), pero agradezco que aun ser un proyecto “de encargo” el actor se vuelque en el personaje.
De Niro no solo es uno de los mejores actores de la historia del cine, también es uno de los mejores en comedia, su larga trayectoria en el género lo avala. Poder verle aquí sentirse tan cómodo con el papel, sacando esa faceta tan carismática suya de hacer comedia a través de la ironía y de la mala leche de manera tan natural, hace que esté con una sonrisa de oreja a oreja.
Por otro lado, agradezco que, aun tirando de un cliché tan clásico como “vamos a conocer a los padres de mi pareja”, la película intente ir más allá. Es ahí donde Maniscalco y Earl introducen el “conflicto” de las clases sociales. El rico VS el inmigrante o el heredero de imperios VS el trabajador que empieza desde abajo (que tanto hemos visto últimamente en el audiovisual) son los «nuevos» conflictos que se suman a la trama.
Insisto, no es algo superoriginal (las luchas de clases en comedia se han visto otras veces), pero la suma de esta idea con la otra hace que se evite caer en lo de siempre a lo largo de la película. También ayuda que Maniscalco sea un reconocidísimo cómico de stand up comedy que se ha labrado su carrera a base de hablar de “qué es ser italoamericano” y “analizar las clases sociales”.
Por último, y no menos importantes, es una comedia de 90 minutos (bueno, ni eso, de 89 minutos con títulos de crédito incluidos). Que no se me malinterprete, a mí dame una película de 180 minutos que me la miro encantado, pero siempre que esté justificado. Ahora, hay muy pocas comedias que sobrepasando los ¿100 minutos? lleguen a funcionar correctamente (y últimamente todas las películas, da igual el género, la historia o la trama, duran mínimo 120 minutos). Así que sí, agradezco que una película se tome el tiempo estrictamente necesario.
¡Ojo! Leyendo todas estas virtudes parecería que estoy hablando de una gran comedia totalmente imprescindible, y tampoco es eso, tiene cosas que no funcionan (ahora me pondré con ellas), pero dentro del caos y desastre que tenía todas las cartas de ser, no lo es.
¿Cosas negativas? Que desde el minuto 1 sabes cómo empieza, se desarrollará y cómo acabará (al fin y al cabo, es una película “que ya has visto antes”). Que no todos los personajes funcionan por igual (que bien DeNiro, Maniscalco, Bibb, Cattrall y Rasche; pero qué horror son Holm y Dier). Tampoco todos los gags funcionan (en parte por culpa de los ya nombrados Holm y Dier). Sí, la película tiene fallos, pero estos son mucho menores de los que estamos acostumbrados a ver en la industria actual. Por eso creo que hay que quedarse más con lo bueno que con lo malo.
Conclusión
Todo sobre mi padre no inventa la rueda, tampoco la reinventa. Pero sí consigue darle un uso correcto para que estés entretenido durante los 90 minutos que dura. Parece que sea una película de hace ya unos años; pero como cuando te pones una película antigua, a veces tienes ganas de algo con un aroma más clásico. En otras manos hubiera sido un desastre, pero con DeNiro de coprotagonista, la cosa se sostiene en muchos momentos.