Hoy viernes 16, Netflix ha estrenado una de sus películas más esperadas: El juicio de los 7 de Chicago (The Trial of the Chicago 7), la nueva película de Aaron Sorkin basada en hechos reales y protagonizada por Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen y Joseph Gordon-Levitt entre muchísimas otras estrellas. Sorkin no acostumbra a fallar, y esta vez tampoco. Esto es lo que nos ha parecido…
Aquellos “maravillosos” sesenta
En 1969 se celebró uno de los juicios más populares de la Historia de Estados Unidos, en el que siete individuos fueron juzgados tras ser acusados de conspirar en contra de la seguridad nacional. Este hecho traería una serie de conflictos sociales (manifestaciones, movimientos ciudadanos) que pasarían a la posteridad en una época de grandes cambios en todos los niveles del pueblo norteamericano.
Aaron Sorkin, rápido y parlanchín
No es fácil hablar de El juicio de los 7 de Chicago, y eso es lo mejor de ella.
Está tan bien construida a nivel de guión, que una vez este guión es pasado a pantalla hay muchísimos detalles y elementos difíciles de analizar: su rapidez, sus líneas de diálogos, sus datos históricos reales, mensajes implícitos, y un sinfín de etcéteras que como espectador disfrutas y agradeces, pero que a la hora de analizar cuesta saber por donde empezar.
Vamos a intentarlo…
Como he dicho al inicio, The trial of the Chicago 7 abarca el juicio que se vivió después del conflicto que hubo en 1969 entre manifestantes y la policía de Chicago que se llevó por delante a cientos de heridos. Este evento real permite a Sorkin 2 cosas: por un lado, enseñarnos cómo se comportó de mal la justicia americana en ese juicio, y por otro lado, enseñarnos cómo estamos viviendo en la actualidad.
¿Cómo hace todo ello? Cogiendo un caso extremadamente complicado, denso y con miles de implicados, para acabarlo transformado en un una película simple (que no por ello tonta o fácil, para nada en el mundo) que consigue hacer pensar al espectador.
¿Cómo es posible que hayamos mejorado tanto en unas cosas y otras nos hayamos quedado estancados? ¿Cómo es posible que en la actualidad veamos hechos que no difieren mucho de lo visto en el pasado y no hagamos nada? ¿Qué se puede hacer cuando vemos que aquello que está mal gana por encima de lo que está bien? ¿Seguimos estancados en una sociedad mayoritariamente racista? ¿Funciona nuestra democracia? ¿Por qué catalogamos una homogeneidad a un colectivo de gente cuando un mismo punto de vista tiene diferentes lecturas?
De todas estas preguntas haré un hincapié en esta última, ya que si algo quiere remarcar el guionista, es el mensaje de que no por el hecho de que un grupo se posicione en la misma dirección sobre un tema, ese grupo tiene que pensar igual.
Esto lo ejemplifica a la perfección en la película cuando dentro de los 7 acusados, se demuestra que aunque la lucha sea la misma, la manera de ejecutarla que tienen entre ellos es muy distinta (el personaje de Cohen VS el de Redmayne). Incluso en el bando contrario (el de la fiscalía y el gobierno de los Estados Unidos), podemos ver cómo difieren el personaje de Levitt con los demás funcionarios.
Pero esta estructura y esta red tan bien tejida no llegaría a buen puerto sin unos actores a la altura del texto. Y es que si algo está claro (te haya gustado más o menos la película) es que el reparto es de lujo y está de lujo (que son dos cosas muy distintas que tienden a malinterpretarse). Antes hacía mención a Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen y Joseph Gordon-Levitt, pero la película también cuenta con Mark Rylance, Michael Keaton, Alex Sharp, Jeremy Strong, John Carroll Lynch, Yahya Abdul-Mateen II y Frank Langella.
De todos ellos me gustaría mencionar a Cohen, Rylance y Langella.
A Cohen lo conocemos todos por su faceta más gamberra y alocada, muestra de ellas serian Ali G, Borat, Bruno o El Dictador. Pero también lo hemos visto en una faceta más seria como sería Los Miserables o la “reciente” miniserie El Espía. En esta ocasión vuelve a un género más serio sin perder su ápice de comedia. Y es que si Cohen funciona también en las líneas de Sorkin es justamente por ello, por saber controlar y cambiar constantemente la comedia por la seriedad.
El caso de Rylance tiene que ir seguido del de Langella. No existiría la excelencia de uno sin el otro. Si digo esto es porque a lo largo del juicio sus interacciones son las más contundentes, las que más impactan y las líneas de guión más inteligentes. Juntos hacen unas actuaciones magistrales que dejan sin palabras a aquellos que las ven.
Mención especial a la vuelta de Joseph Gordon-Levitt, al cual se le echaba mucho de menos y da gusto verlo volver en proyectos tan potentes y tan buenos.
Conclusión
El juicio de los 7 de Chicago es sin duda alguna, y a falta de acabar el año, la película del 2020. No es descabellado pensar que en futuras temporadas de premios las nominaciones van a caer en gran cantidad, y será lo justo.
Mientras tanto, estaremos a la espera de mas proyectos de Aaron Sorkin…