Todo sobre Los Mitchells contra las máquinas, la nueva comedia animada de Netflix del director Mike Rianda y los productores Phil Lord y Chris Miller, es un desorden absoluto, en el mejor sentido. La historia de un viaje por carretera de una familia muy disfuncional y el levantamiento de las máquinas en el momento oportuno funciona de manera brillante y electrizante. A través de su magnífica animación rozando lo caricaturesco, la película encuentra corazón, humor y un mensaje potente sobre la familia. De hecho, Los Mitchells contra las máquinas es una de las películas más nítidas en cuanto a la reflexión que hace sobre la tecnología y la generación que ha crecido con ellas.
Una aventura disfuncional
Los Mitchells contra las máquinas comienza con un argumento engañosamente simple: Katie (con la voz en versión original de Abbi Jacobson, doblada al castellano por María Pedraza), una joven cineasta experta en tecnología, está harta de su padre, Rick (Danny McBride, Leo Harlem en la versión en castellano), que simplemente no entiende su «visión». Una pelea en su última noche en casa antes de la universidad hace que Rick lleve a toda la familia a un viaje por carretera. Justo cuando las cosas no podían ponerse más tensas, una IA malvada llamada PAL (Olivia Colman, Yolanda Pérez en castellano) lanza un apocalipsis. Los robots capturan a casi todos los humanos del planeta, excepto a la familia Mitchell. Katie, su padre, su madre Linda (Maya Rudolph, Kira Miró) y su hermano Aaron (Michael Rianda, Miquel Rodríguez en castellano) luchan por sobrevivir a las máquinas asesinas y a ellos mismos.
Al igual que Spider-Man: Un nuevo universo, también producido por Lord y Miller, Los Mitchells contra las máquinas adopta un estilo muy particular. Los diseños y fondos de los personajes están exagerados muy estilo cartoon, mezclándolo con escenas que a veces parecen sacadas de viñetas de cómic, e incluso juegan con pequeños efectos similares a los filtros de Snapchat o TikTok. En una película dominada por PAL y su legión de robots, el enfoque visual del director refleja cómo la tecnología da forma a las experiencias de Katie y Aaron. Cada cuadro vibra con elementos adicionales como una forma de traducir cómo ve el mundo alguien de la edad de Katie. Es la generación de Internet que ha cobrado vida.
Dos generaciones en conflicto
Si bien los robots de PAL son una amenaza real, reuniendo a los humanos en vainas para finalmente lanzarlos al vacío del espacio, el conflicto de Los Mitchells contra las máquinas es una relación fracturada entre Katie y Rick. Aquí hay más matices que un padre totalmente desconectado y una hija adolescente injustificadamente rebelde. Cada uno de ellos necesita trabajar para ver el punto de vista del otro. Ese viaje para estar en la misma onda se introduce sin problemas en la batalla para derrotar a las máquinas.
Los Mitchells contra las máquinas es realmente conmovedora y también es divertida. Lo complicado de hacer una película centrada en Internet es que lo que está de moda en este momento no estará en unas pocas semanas. Es por ello que Mike Rianda no se centra en referencias especificas, sino en explorar la división generacional que causa la tecnología.
Desde las estrafalarias imágenes hasta la trama alocada y su mensaje enternecedor sobre la familia, Los Mitchells contra las máquinas es una alegría en todos los sentidos. Es una película que llama la atención, tanto visualmente como narrativamente. La acción aumenta el conflicto familiar y viceversa, con cada momento de la historia empujando esas tramas hacia adelante. A pesar del doblaje bastante nefasto en la versión en castellano, es un placer absoluto de principio a fin que da vida a lo mejor de la animación y de Internet.