El pasado viernes 26 de noviembre llegó a nuestras carteleras la segunda película del año de Ridley Scott, House of Gucci, protagonizada por Lady Gaga, Adam Driver, Al Pacino, Jeremy Irons, Jared Leto y Salma Hayek. ¿Estamos delante del Ridley Scott poderoso tras las cámaras o del Ridley Scott más irregular?
Bienvenidos a la familia Gucci
Cuando Patrizia Reggiani, una forastera de origen humilde, se casa con un miembro de la familia Gucci, su ambición comienza a desentrañar su legado y a desencadenar una temeraria espiral de traición, decadencia y venganza.
En el nombre del padre, del hijo y de la casa Gucci
Otra cosa no, pero si algo tiene La Casa Gucci es ser alocada, por muchos aspectos, empezando por su historia. Cuando yo me senté en la butaca del cine desconocía totalmente la historia de esta familia: no sabía ni cómo empezó la empresa Gucci, ni a los problemas con los que se encontró ni cómo acabó.
Una vez acabada la película me quedé a cuadros. Sin entrar en spoilers (por mucho que se base en un hecho real de hace años), es sorprendente ver cómo funciona (o mejor dicho, cómo puede llegar a funcionar) una empresa que genera tanto dinero. Pero más sorprendente aún, cómo puede influir en las personas estar en esa atmosfera.
Estamos acostumbrados a ver productos audiovisuales (recientemente más que nunca) donde se pinta ese “mundo” como una parte de la sociedad que no respeta nada, que hace lo que quiere para tener más poder y más dinero o que es más falsa y tóxica que ningún otro tipo de persona (The White Lotus o Succession son un ejemplo de ello). Pero lo más interesante de La Casa Gucci es que esto no es ficción, ocurrió de verdad (o al menos se basa en una historia verdadera). Este factor hace que los sucesos impacten aún más al espectador.
Todo este festival de locura no podría llevarse a cabo sin sus personajes, o lo que es lo mismo, sin sus actores y actrices. Porque es justo este aspecto otro de los puntos fuertes de la película.
Lady Gaga ya nos sorprendió en Ha nacido una estrella demostrando al mundo su capacidad para emocionar, pero aquí abandona ese registro para reinventarse. Poniéndose en la piel de Patrizia Reggiani, Gaga saca su mala leche y adrenalina para interpretar a la llamada “Viuda Negra” de Italia. No sería descabellado pensar en otra posible nominación en los Oscars para la cantante y actriz.
Otro actor que brilla en pantalla es Al Pacino, el cual interpreta al patriarca de la familia Aldo Gucci. Poco hay que añadir que no se haya dicho ya de Pacino y su talento interpretativo. Pero en esta película se le ve gozar muchísimo, y esto se transmite al espectador, con lo que es un difrute cada vez que sale en pantalla.
Mención especial para Adam Driver, el cual se pone en la piel de Maurizio Gucci. Driver no es un actor que me guste demasiado, no consigo verle lo que la gran mayoría le ve, pero es sorprendente la actuación que hace en esta película. El personaje en sí ya es complejo (miren sino entrevistas de la vida real), pero la evolución que tiene es aún profunda, y este sale muy bien parado.
Para acabar, otro aspecto positivo de la película es que toda esta alocada historia está metida dentro de un metraje de 160 minutos, que si a priori puede parecer excesivo o pesado, no lo es para nada. Ahí está su mayor virtud, que no se vuelve farragosa en (casi) ningún momento, que la película consigue ser dinámica y entretenida en su larga duración.
La maldición de los Gucci
Pero por mucho Gucci que hablemos, no es oro todo lo que reluce. Y es que La casa Gucci falla en determinados aspectos que provoca que la película no sea tan buena poco podría haber sido.
Mi principal problema es Jared Leto. Si antes alababa la labor del elenco, Leto es la excepción a la regla.
Hay que admitir que todos los integrantes de la película interpretan a gente italiana sin serlo ninguno de ellos, lo que hace que se pasan gran parte de la película emulando (o al menos intentándolo) el acento italiano. A unos les sale mejor, a otros peor, pero todos lo intentan.
Con Leto el principal problema es que no intenta emular el acento, hace una parodia de ello todo el rato. En cada aparición que tiene parece que esté hablando Mario Bros, es algo verdaderamente pesado. Si a esto le sumammos esa expresividad facial y corporal tan exagerada que hace siempre y un maquillaje – prótesis que cantan demasiado, verlo en pantalla se vuelve un suplicio.
Algo que tampoco me ha acabado de convencer ha sido la selección y/o tiempo de acontecimientos en pantalla. Me explico.
Yo entiendo que es una historia con infinitas cosas que abarcar, y que por ello se ha tenido que seleccionar unas y descartar otras, y cuanto tiempo en pantalla debe tener cada una. Pero yo considero que ahí falla, ya que hay momentos de la película que para mí son muy importantes (más que otros) que no tienen la duración que merecen o directamente no son explicados. Por ejemplo, sabe mal que se profundice más en temas de índole “de prensa rosa” que no en aspectos jurídicos, empresariales o policiales que son los realmente importantes.
Para finalizar, otro aspecto que no me ha convencido es la dirección. Entendedme, no me parece que sea mala, pero es muy básica. La gran mayoría del metraje va con piloto automático, y eso a alguien con el talento de Ridley Scott “no se lo puedo permitir”.
Conclusión
Con un reparto increíble y una historia sorprendente, pero con una mala gestión de la información y sin tener un tono adecuado en determinados tramos de la historia, House of Gucci es un entretenimiento sólido que, sin ser una mala película, sí que podría haber sido mucho más.