Este año Netflix está demostrando su potencial como plataforma de streaming, y sin duda se corona como la ganadora en su categoría. Y es que nos ha ofrecido contenido de calidad, con títulos destacables como El juicio de los 7 de Chicago o Más allá de la luna. Y en cuanto a series no se queda corto su catálogo. Estas últimas semanas os hemos hablado de Bárbaros, Away (cancelada para nuestra desdicha), entre otras. Y ahora os recomendamos otro título para visualizar este fin de semana. Se trata de Gambito de Dama, miniserie de siete episodios protagonizada por una increíble Anya Taylot-Joy. Ya nos dijeron nuestras compañeras de All Screens que valía la pena, y no se equivocaron.
Atractiva y sofisticada obra maestra
Gambito de Dama es la adaptación de la novela de Walter Tevis, que nos adentra en la vida de la joven Beth Harmon, una huérfana que resulta ser un prodigio del ajedrez con tan solo nueve años. A lo largo de siete episodios, la serie nos muestra cómo asciende hasta convertirse en una exitosa jugadora de ajedrez, a la vez que lucha contra la adicción y otros problemas que se cruzan en su vida.
Si buscáis un producto que consiga sorprenderos, os recomendamos encarecidamente esta miniserie. Es un acierto en toda regla. Si bien le cuesta arrancar, una vez superado los dos primeros episodios adopta una velocidad vertiginosa cargada de tensión y buen ritmo. Sin duda, es un producto que sabe jugar bien sus fichas. Y nunca mejor dicho. La excelente narración de esta miniserie convierte al ajedrez en un juego adictivo, transmitiendo la competitividad y la emoción que se esconde tras el tablero, y que no todos conseguimos ver. O al menos, hasta ahora. Gambito de dama consigue que el ajedrez sea un deporte atractivo, incluso para aquellos que no se sientan atraídos por este. Y es gracias a un guión bien ejecutado y emocionante, y sobre todo, por las magníficas interpretaciones, donde destaca su estrella principal, Anya Taylor-Joy.
Los reyes de la partida
La joven actriz de mirada penetrante está hipnótica, brillante en todo momento. A través de su personaje, retrata de modo impecable las dos caras que esconde la genialidad, la luz y la oscuridad de un personaje con un pasado que le atormenta y le persigue en todo momento. Todo ello sin caer en excesos, sino manteniendo la elegancia hasta para tratar temas adultos, como la adicción. El ajedrez es personificado como el lugar en el que se refugia de aquello a lo que teme, donde ella es la que lleva el control. De ese modo tenemos un tándem interpretativo, en el que actriz y tablero nos ofrecen brillantes jugadas bien ejecutadas en pantalla que harán disfrutar al espectador, sea o no fan del deporte.
El resto del elenco joven que acompaña a la actriz están más que bien. A destacar Thomas Brodie-Sangster y Harry Melling, a quienes da gusto ver en papeles de este calibre, alejados de las sagas juveniles de las que proceden. Y también es un placer ver a Bill Camp, incluso en un papel tan pequeño como el que tiene aquí. Siempre cumple.
Todo en esta miniserie funciona bien. Y la guinda del pastel es, sin duda, la magnífica música compuesta por Carlos Rafael Rivera. Su excelente trabajo acompaña a la narración de manera impecable, emocionando y creando ese ambiente de tensión que acompaña a cada partida. Además de su partitura, los éxitos musicales elegidos para complementarla son más que satisfactorios y encajan perfectamente.
Si buscáis un producto de calidad, con grandes interpretaciones, Gambito de dama es una acertada elección. Un retrato del genio a través de un personaje súper interesante, que, a la vez sirve como reivindicación del empoderamiento femenino, pero sin resultar cargante en ningún momento. Más bien, se trata de un homenaje a las mujeres inteligentes que el autor quiso hacer a través de su novela, y que Scott Frank ha sabido plasmar de modo sobresaliente.
Si pensabais que el ajedrez era aburrido (como servidora), esta miniserie os demostrará que puede ser apasionante. Uno de los grandes aciertos de Netflix que no debéis pasar por alto. Y no perdáis de vista a Anya Taylor-Joy. A mí me ha ganado definitivamente, y presiento que dará mucho de qué hablar.