Seis años después de que Walt Disney Animation Studios lanzara la película que definió a toda una generación, llega su secuela más grande, más emotiva y más maravillosa. Elsa (Idina Menzel), Anna (Kristen Bell), Kristoff (Jonathan Groff) y Olaf (Josh Gad) regresan en Frozen II, situada unos años después de los eventos de la primera película.
Frozen II: un canto de sirena
Todo está tranquilo en Arendelle. La temporada de otoño ha empezado, Olaf disfruta del cálido sol mientras Anna y Kristoff resultan ser una pareja encantadora. Pero, por supuesto, las cosas se tuercen cuando Elsa comienza a oír una voz que la atrae hacia lo desconocido. Entonces empieza la magia de Frozen. Cada personaje se embarca en su propia aventura personal a través del bosque encantado en busca de sus propias respuestas.
Aunque sin duda es Elsa la que se lleva las escenas más visuales, Anna sigue siendo la protagonista de la película. El gran amor por su hermana, y su incansable valentía y deseo de ayudarla en todo momento, nos da los momentos más emotivos y la parte más emocionante. Mientras que Frozen trataba de reunir a las hermanas, en Frozen II se fortalecen esos lazos. Sin duda, las escenas de Anna y Elsa expresando esos sentimientos entre sí, es de lo mejor de la película y esto a su vez hace que sus arcos argumentales sean mucho más dramáticos y emocionales. Olaf se hace algo pesado en gran parte de la película. Aunque con algún momento gracioso, no han sacado provecho de este divertido personaje en esta segunda parte. Eso sí, hacia el final, consigue de nuevo emocionarte y casi olvidar el resto de metraje. Kristoff sigue siendo el personaje menos importante de los protagonistas, pero Frozen II le da una historia que explicar y grandes momentos en pantalla.
Lo mejor: la música y la animación
Frozen II tiene más números musicales que la primera película, lo cual la hace aún más genial. La gran mayoría están muy bien hechos y encajan muy bien dentro de la historia. Kristoff finalmente tiene su propia canción en solitario, la cual parece sacada de las baladas pop de los años 90. Aunque la canción es bastante chula (si eres una fan de las boy band os gustará), la escena no pega con la estética de la película. Por otra parte, aunque la canción que canta nuestro divertido amigo Olaf en Frozen era bastante divertida y pegadiza, su nuevo solo es aburrido y bastante olvidable. Eso sí, seguro que los más pequeños la disfrutarán mucho.
¡Y qué decir de la animación! Era complicado superar al fantástico castillo de hielo que Elsa construyó con sus increíbles poderes en la anterior producción. Pero esta no se queda atrás. El estilo sigue siendo el mismo, pero sin duda seis años ha dado mucho para obtener expresiones faciales más avanzadas y una nitidez de imagen mejor.
Aunque a Disney siempre le ha costado mucho conseguir segundas partes a la altura, Frozen II no tiene nada que envidiar a su predecesora. Una película con la que los más pequeños se divertirán y los mayores disfrutarán y no se arrepentirán de haber visto.