Este pasado diciembre, la niñera mágica de Disney volvió a los cines. La elegida esta vez para darle vida fue la increíble Emily Blunt (que cada día me gusta más). Aprovechando los últimos días de vacaciones, me he acercado al cine para ver esta continuación del clásico de 1964. Mis expectativas eran altas, y mis miedos superiores, y más después de leer ciertas opiniones. Tras el visionado, os traigo mi crítica de El Regreso de Mary Poppins, y os adelanto que me ha encantado. Paso a explicarme.
Si P.L.Travers levantara la cabeza…
La autora de Mary Poppins no quedó demasiado contenta con la adaptación cinematográfica que Walt Disney presentó en la década de los sesenta. De ahí que no se volviera a hacer una película sobre la niñera mágica, tal como Walt probablemente habría deseado. Hasta ahora. Y es que no puede notarse más la ausencia de Travers en esta nueva cinta. ¿Por qué? Porque la empresa del ratón ha hecho lo que le ha dado la gana. Si en la original se notaba la trama sujeta a (algunas) condiciones de la autora, aquí el estudio se ha sentido libre y ha volado sin ataduras.
Y a pesar de que no deja de ser un homenaje a su antecesora, El Regreso de Mary Poppins ofrece cierto aire fresco gracias a sus números musicales, a su reparto y a las nuevas tecnologías (aunque el resultado no sea perfecto en todo momento). Travers no aprobaría esta película para nada. De modo que aquellos que tengan el mismo punto de vista que la autora en cuanto a sus obras, no disfrutarán tampoco de esta continuación.
Emily Blunt: prácticamente perfecta en todo
Seguro que eso lo habréis leído ya en alguna que otra opinión. Y yo quería resaltarlo también. Sin duda, este es el año de la actriz, tras su buen papel en Un lugar tranquilo y la increíble interpretación de la niñera más querida del cine. Una gran actriz que, por mi parte, ha estado a la altura, y eso que la sombra de Julie Andrews estaba presente en la mente y corazón de todo fan de la película del sesenta y cuatro. Pero ha cumplido, y con muy buena nota. Creo que lo tiene todo para gustar: clásica, pero aportando aire fresco. Elegante, como Andrews. Con buenas dotes vocales acorde a los números musicales. En definitiva, que no tiene nada que envidiar a Julie Andrews (que sigo siendo fan incondicional de esta señora, que una cosa no quita la otra).
El resto del reparto cumple. Los niños son encantadores, sobretodo el pequeñín. Lin-Manuel Miranda resulta divertido y, pese a no tener el mismo carisma que Dick Van Dyke, nos hace disfrutar de buenos momentos con su personaje. Si he de decir algo “negativo”, es lo innecesario que me ha parecido el personaje de Meryl Streep. Muy a mí pesar, me resultó un tanto tediosa su escena. Colin Firth, Emily Mortimer, Julie Walters y Ben Whishaw están bien, sin más. Y la aparición de Van Dyke robará el corazón de los fans por la nostalgia que desprende.
Digna continuación
Me uno al grupo de aquellos que han disfrutado de la película. A pesar de sus fallos en el CGI en alguna escena, el doblaje en español (que no es malo, pero le resta encanto) y personajes innecesarios, queda en segundo plano gracias a la música (no tan pegadiza como la original), a la puesta en escena, al buen rollo que desprende…
El Regreso de Mary Poppins es un canto a la magia, a la esperanza, a los sueños, a la infancia. Todo lo que desprendía la anterior, esta secuela continua ofreciéndolo. Los tiempos han cambiado, la narrativa audiovisual ha evolucionado (para bien o para mal, ese es otro tema), y cuando te gusta mucho algo, tiendes a compararlo. Mi consejo para evitar esto último es dejarse llevar. Disfrutadla como si fuera la carta de presentación de la niñera, y dadle una oportunidad. Puede que así consigáis adentraros en ese maravilloso mundo lleno de fantasía y nostalgia.