El Dragón de los Deseos es una de esas películas animadas en la que no importa la edad que tengas, te verás envuelto en la trama y te encandilarán sus personajes. La historia es simple, no innova, pero es efectiva. Esta gira en torno a Din, un niño de origen humilde que se convierte en el mejor amigo de Lina. Pero sus días de felicidad e inocencia no duran mucho, ya que Lina tiene que irse a la gran ciudad con su padre.
Lina y Din, a partir de entonces, siguen caminos diferentes. Mientras Lina se convierte en modelo, Din lleva su vida al mínimo pero contento con la esperanza de que un día volverá a encontrarse con su mejor amiga. A medida que avanza la película, Din recibe una tetera mágica con el Dragón de los Deseos y, mientras intenta poner su vida en orden, los enemigos entran en busca de la tetera. Junto a ellos la trama nos trae acción y dilemas morales. Además vemos a Din y el Dragón, también conocido como Long, formando un vínculo tierno y amistoso.
Lo realmente valiosos es…
El Dragón de los Deseos no ofrece nada nuevo, pero aún así, es una buena película. Hay momentos muy sinceros en su trama y un bello mensaje de que, si bien uno puede pensar que el dinero es la principal fuente de felicidad y todo parece girar en torno a ello, no es verdad. Lo que importa sobre todo son tus relaciones personales, tus emociones y tus acciones, y no podría estar más de acuerdo.
En general, El Dragón de los Deseos, a pesar de su trama predecible, es una película familiar muy tierna. Tiene algunos momentos valiosos y divertidos que ayudan a mantener el equilibrio, haciéndola muy disfrutable. Una película que, a pesar de estar dirigida al publico más joven, todo el mundo puede pasar un buen rato.
Ya disponible en Netflix.