Una de las películas románticas que tal vez ha pasado más desapercibida este año es El amor de Sylvie (Sylvie’s Love). Mientras muchos suspiran por los escarceos amorosos de los Bridgerton (estrenada hace unos días en Netflix), pocos son los que han descubierto esta pequeña joya disponible en Prime Video. Una pieza con aire clásico protagonizada por Tessa Thompson y Nnamdi Asomugha que respira nostalgia por todos lados.
La película trata sobre el romance de verano entre dos jóvenes, una aspirante a productora de televisión y un talentoso músico. Años después, cruzan sus caminos, dándose cuenta de que los sentimientos que profesan el uno por el otro nunca han cambiado. Con sus carreras llevando a cada uno de ellos por senderos distintos, ambos deben decidir qué les importa más: su carrera profesional o su corazón.
Una historia muy sencilla pero de esas que atrapa y te sumergen en ella de principio a fin. Recordará muchos a los romances clásicos del viejo Hollywood, pero no se esconde y en todo momento deja claro que es su fuente de inspiración. O más bien un tributo a esos melodramas que ya no se hacen. No es una película innovadora, pero es honesta desde el principio, y eso se agradece.
La química entre Thompson y Asomugha es brillante, y nos hace vibrar en todo momento con una simple mirada entre ellos. El resto del reparto, sin destacar, cumple con su cometido dentro de la trama. Como dato curioso, aparece el protagonista de Bridgerton, Regé-Jean Page, en un pequeño papel como músico de la banda en la que toca el personaje de Asomugha (yo huyendo de la serie y esta persiguiéndome por todos lados). Puede que solo por eso algunos se interesen por este drama romántico, aunque ya aviso que ambas producciones no tienen nada que ver.
El amor de Sylvie es un melodrama elegante en todos los aspectos. Es fluida gracias a sus interpretaciones, cargadas de diálogos con más profundidad de la que aparentan, tratando temas como la incorporación de la mujer en el mercado laboral o el racismo. Pero lo más importante es cómo trata su tema principal: los sacrificios que hacemos por amor, aunque ello implique no estar con la persona que amamos.
Acabar el año con esta película me parece un regalo exquisito que me deja buen sabor de boca. Ojalá estos días más personas la descubran y la recomienden por redes sociales. Porque productos pequeños y sencillos como este son los que tocan el corazón y dejan poso, sin tal vez pretenderlo. Pero es así, lo que está hecho con sinceridad despierta emoción. Una diminuta joya dentro de un extenso catálogo de una plataforma streaming, pero con luz suficiente para iluminar nuestros corazones, y dibujarnos una sonrisa de satisfacción en el rostro.
