El pasado viernes 17 de septiembre llego a las salas españolas Dune, película dirigida por Denis Villeneuve basada en la novela de Frank Herbert. La película, la cual se estrenará en EEUU el 22 de octubre, se enfrenta a algo que no pudo conseguir Lynch, adaptar correctamente el trabajo de Herbert. ¿Lo habrá conseguido?
Todo sea por las especias
Arrakis, el planeta del desierto, feudo de la familia Harkonnen desde hace generaciones, queda en manos de la Casa de los Atreides después de que el emperador ceda a esta la explotación de las reservas de especia, una de las materias primas más valiosas de la galaxia y también una droga capaz de amplificar la conciencia y extender la vida. El duque Leto (Oscar Isaac), la dama Jessica (Rebecca Ferguson) y el hijo de ambos, Paul Atreides (Timothée Chalamet), llegan al planeta con la esperanza de recuperar el renombre de su casa. Pero pronto se verán envueltos en una trama de traiciones y engaños que los llevarán a cuestionar su confianza entre sus más allegados y a valorar a los lugareños, los Fremen, una estirpe de habitantes del desierto con una estrecha relación con la especia.
Conseguir lo imposible
Cuando hace un año y medio salieron las primeras imágenes de Dune, decidí que iba siendo hora de tachar una tarea pendiente y ver la versión de Lynch, la cual nunca había visto. Fueron 145 minutos demenciales (podéis leer mis impresiones pulsando aquí).
Cuando salió el tráiler, decidí lanzarme con la novela. Que su versión cinematográfica del 84 no me gustase no significaba que lo que me propusiera Herbert no me interesara. Pero el resultado fue el mismo, un material de partida interesante, que me costaba mucho leer…
Entonces, ¿qué esperaba de la versión de Villeneuve? Que cogiera lo bueno de la historia y le diera forma de la mejor manera posible, y por suerte así ha sido.
Dune: Parte 1 tiene muchas cosas buenas, pero la más importante es saber qué contar y cómo contarlo. El universo que nos plantea Herbert en saga literaria es extenso y complejo, los propios lectores de la novela hemos tenido problemas para seguirla y entenderla (y los espectadores de la versión de Lynch mucho más). Pero Villeneuve, Jon Spaihts y Eric Roth han sabido sintetizar y conceptualizar muy correctamente todas las historias, los personajes y los elementos de la historia para que el espectador los entienda, conecte y disfrute con este universo.
Queriendo adaptar solo la mitad de la novela a la gran pantalla, dándole 155 minutos de metraje y con un ritmo pausado y denso (en el mejor de los sentidos), la película consigue ser un producto muy fidedigno de la novela de Herbert.
Pero no solo de la mano del guion se ha conseguido eso, sino que su dirección y fotografía ha desempeñado un papel clave.
Villeneuve, como ya nos tiene acostumbrados, juega con las cámaras para ofrecernos unas secuencias de acción magníficas. Pero también unos planos muy personales y hermosos para los momentos más pausados y calmados.
A su vez, Greig Fraser nos brinda una fotografía increíblemente cuidada en todos los aspectos, la cual llega a su máximo en los momentos en que trascurre la batalla, pero sobre todo, cuando tenemos al sol de protagonista.
Para acabar de poner el broche de oro, tenemos un reparto de estrellas magnífico y una vibrante banda sonora de Zimmer.
Zimmer vuelve a abrazar todo el apartado eléctrico, grave y frenético que usó en Blade Runner 2049 (curiosamente, también de Villeneuve) para transmitirnos el dolor, el miedo y la fatiga que se vive en las tierras de Arrakis. No será la banda sonora del compositor que más escucharás en tus tiempos libres, pero sí una de las que más disfrutarás en el momento de la visualización.
Respecto al reparto, muy mal tenía que salir para que unas estrellas como son Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Josh Brolin, Zendaya, Stellan Skarsgård, Javier Bardem, Jason Momoa y David Dastmalchian, no estuvieran a la altura de tal proyecto.
Pero si de todas ellas me he de quedar con una, es con Rebecca Ferguson. Me gusta ver cómo un personaje tan carismático en la novela (que por el contrario impactaba tan poco en la versión de Lynch) consigue tener el protagonismo que merece. Si eso es así es gracias a Ferguson, la cual no para de regalarnos grandes actuaciones película tras película.
Manchas en el historial
Como habéis leído, la película me ha fascinado en muchos aspectos, pero creo que fallan en otros pocos que son importantes de comentar.
El primero y más importante es su protagonista. De verdad que he ido a ver la película lo más objetivo posible, pero no puedo comprender qué ve el mundo en Timothée Chalamet.
Su Paul Atreides no solo no transmite nada (está con la misma cara los 155 minutos), sino que tampoco me gusta en lo corporal (en sus secuencias de acción va lento y no consigue compenetrarse con el resto de sus compañeros). Una de las pocas cosas buenas que tenía la Dune de Lynch era su Paul, el magnífico Kyle MacLachlan.
Aunque pueda parecer una fallo menor, no lo es para nada. Chalamet es quien lidera (y liderará) la historia. Si su actor protagonista no está a la altura de lo deseado, ¿cómo va a funcionar que nos interesemos por él?
Otro aspecto que no consigue estar del todo logrado es la profundidad de sus personajes. Si antes decía que el guion estaba muy bien y las actuaciones eran redondas, aquí quiero hacer hincapié en la manera de conectar con el público.
Es decir, el guion consigue presentarte a los personajes de manera clara, y las actuaciones de actores y actrices da forma a estos. Pero lo que no se consigue es provocar una reacción emocional hacia ellos por parte del público. Esto, en un producto con un metraje tan largo, es un problema.
Algo que tal vez permitan más los lectores de las novelas que ya conocen a los personajes, pero que molestará a los nuevos fichajes.
Conclusiones
En definitiva, Dune es salvaje, cautivadora, adictiva y brillante. Aunque momentos muy puntuales de sus 155 minutos de metraje puedan caer en lentitud, la película funciona gracias a tener claro «el qué y cómo» explicar. Una dirección y fotografía hermosa, sumado a un guion inteligente liderado por estrellas, hacen de Dune una de las películas del año.
Si algo podía hacer que quisiera darle una segunda oportunidad a las novelas de Herbert, es esta película.
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