Este mes pasado Netflix estrenó en su plataforma la cinta destinada a un claro público infantil, cuyo título Superniños ya nos dice a lo que vamos a enfrentarnos. Robert Rodriguez dirige esta especie de secuela de uno de sus anteriores trabajos, Sharkboy y Lavagirl. ¿De qué trata? Muy sencillo. Unos misteriosos invasores alienígenas secuestran a los superhéroes de la Tierra, denominados Superheroícos, y sus hijos deberán unirse y aprender a trabajar en equipo si quieren salvar a sus padres y al mundo.
Vuelve el cine familiar de Robert Rodriguez
Una vez más, Rodriguez firma una película muy personal donde los niños son los auténticos protagonistas. Y es que los papeles de Pedro Pascal o Priyanka Chopra y el resto del elenco adulto quedan en un plano muy muy secundario. Los espectadores a los que se dirige el director son los más pequeños de la casa, de modo que puede que los que hayan superado esa etapa ni se se sientan tentados a darle al play. No obstante, su fluida narrativa audiovisual y su corta duración ayudan a su visionado, y, para qué engañarnos, tiene su algo especial, como en su momento lo tenía Spy Kids. Una historia muy sencilla, pero con muchos guiños (sobre todo políticos) dedicados a los adultos, un sello muy característico de Robert Rodriguez en sus películas de este género. Y su moraleja final tan increíblemente actual cierra una aventura que, pese a no ser para nada perfecta (y tampoco lo pretende), tiene ingredientes suficientes para ser un inocente entretenimiento que ver desde el sofá de casa.
Superniños es desenfadada. Sí, no tiene el mejor CGI, ni las mejores actuaciones, y las únicas caras conocidas pasan totalmente desapercibidas. Pero, ¿alguien esperaba lo contrario? Robert Rodriguez no será un director de renombre, pero sus historias familiares tienen suficiente corazón para llegar a un número considerable de espectadores poco exigentes. Y ha debido funcionar bien, porque a los pocos días de su estreno, Netflix anunció que habrá una secuela. Y nosotras nos alegramos. Porque a veces se necesita entretenimiento sano y poco pretencioso (y por qué no, con su toque cutre), pero con corazón. En un año tan malo y tras percibir que este no va a mejor, Superniños no es la opción perfecta. Pero sirve. De modo que no vamos a ser repipis esta vez.