Este jueves pasado acabó la temporada de She-Hulk con un episodio que ha dado mucho de qué hablar. Y es que a pesar de no haber sido una de las series más trascendentes y comentadas en redes sociales, Jennifer Walters se ha despedido por todo lo alto con un meta final súper original y disparatado. Ahora bien, ¿cómo ha sido el recorrido de la serie hasta este punto?
Una sitcom en constante experimentación
She-Hulk. Abogada Hulka tenía el propósito de convertirse en una sitcom marvelita de temática legal que por momentos lo consigue. No obstante, en casi todos los episodios le cuesta encontrar su tono, lo que hace que el resultado sea más bien irregular. Y sobre todo, la extraña necesidad de incorporar a la trama personajes de la franquicia, tales como Wong o Hulk para atraer la atención del espectador hacia este producto restan protagonismo a una Tatiana Maslany que está brillante en su papel como Jennifer Walters, pero que, como ella misma menciona en más de una ocasión rompiendo la cuarta pared, parece no ser la protagonista de su propia serie.
Sin duda ese es el problema de esta temporada, la excesiva experimentación en cada episodio, que afecta de modo negativo a la trama, llevando al espectador a preguntarse qué pretendían contarnos en esta serie.
Como introducción al personaje, funciona bastante bien. Maslany es un soplo de aire fresco como lo son las nuevas incorporaciones femeninas de esta fase, y eso hay que celebrarlo. Deseamos ver más de ella en el UCM, porque es estupenda. Es una lástima que hayan metido tanto relleno para darle más visibilidad a la serie cuando ella sola se vale por sí misma para llevar a cuestas la serie. Una camaleónica actriz que aquí juega también a dos bandos, ofreciéndonos dos versiones de sí misma magníficas.
Lo que nadie le puede negar a She-Hulk es la valentía que demuestra en todo momento, y el riesgo que toma, sin importar las consecuencias, además de la constante auto parodia que se hace a sí misma. Bravo por esas decisiones, porque en esos momentos, la serie brilla con luz propia. En lo demás, si se hubieran focalizado mejor en las subtramas y hubieran acertado con el tono desde el principio en vez de deambular de un lado a otro, la serie habría destacado más en conjunto, y no solo por detalles como los mencionados.
No obstante, todo hay que decirlo, aquel que dice que Marvel no innova, es que se bajó del barco hace tiempo y no vive de cerca esta nueva fase. Kevin Feige sigue dando rienda suelta a su imaginación y si no, mirad el último episodio de She-Hulk. Marvel no abandona su sello, pero intenta redefinirse constantemente, arriesgando, equivocándose y a veces acertando. Y eso es algo digno de aplaudir. De modo que, aunque Hulka no haya entrado por la puerta grande, nos quedamos con lo positivo de la serie y deseamos verla en futuros proyectos.