Tras un mes dedicado a las adaptaciones de la obra de Louisa May Alcott, tocaba ver la nueva versión que llegaba a los cines este mes de diciembre. Afrontaba con ganas e incertidumbre el visionado de la película. Y tras verla, mis temores se disiparon. Greta Gerwig dirige una película que hará las delicias de los amantes de la novela y cautivará al público desconocedor de la obra. A continuación, os invito a leer la crítica de Mujercitas, un relato clásico con una lectura mas moderna y actualizada.
Una historia atemporal
Nadie puede negar este hecho. Tras varias adaptaciones (y las que vengan en el futuro), Mujercitas siempre marcará a nuevas generaciones. De ahí que todavía haya cineastas interesados/as en plasmar la novela en pantalla grande. Y en este caso, Greta Gerwig consigue aprobar con buena nota. Nos presenta una historia bien hilvanada, aportando su toque personal, y jugando bien con el espacio-tiempo para contarnos el presente y pasado de las hermanas March. Eso sí, este aspecto puede afectar al seguimiento de la historia a aquellos desconocedores de la obra.
Si ya de por sí la novela es una reivindicación y un canto a la libertad y al derecho de la mujer, la directora añade diálogos cargados de crítica social y decide dar el protagonismo absoluto a Jo March (interpretado por Saoirse Ronan), el alter ego de la autora y la representación de la mujer moderna y adelantada a su tiempo. La nueva lectura añadida en la conclusión puede causar división entre los amantes de la historia original. Personalmente, me sorprendió para bien, como toda la película en general.
Sin duda, la buena recepción de la película demuestra que Mujercitas sigue teniendo voz propia. Una voz que puede inspirar a las generaciones actuales.
Un reparto en estado de gracia
Esta adaptación podrá gustar más o menos. Pero no se puede negar que cuenta con un reparto exquisito. Saoirse Ronan brilla de manera magistral con un guión y un personaje que le permiten vivirlo y disfrutarlo. Florence Pugh, como siempre, maravillosa, aunque cuesta creérsela en ciertos momentos, pues ver a una joven de veintidós años interpretando a una niña y con voz de mujer adulta chirría demasiado. Aun así, paso por alto ese aspecto por el simple hecho de que la actriz me complace gratamente. Me ha sorprendido ver a Emma Watson en un papel tan poco feminista, una imagen que no encaja mucho con los últimos trabajos de la actriz. No obstante, cumple. Una pena que Beth, interpretada por Eliza Scanlen, sea marginada en esta adaptación y cuente con poco metraje para ahondar en su personaje. Laura Dern como Marmee está encantadora, y Meryl Streep se le ve divertida en su papel de tía March, sin sobresalir. Timothée Chalamet está cómodo interpretando al joven Laurie, el amigo de la familia, aunque con esa cara tan aniñada parece que no pasan los años para su personaje, a diferencia de Amy (el personaje de Pugh), que pegó el estirón antes de tiempo. Una vez más, Ronan y él demuestran la buena química que tienen en pantalla.
Personajes desaprovechados
El resto de personajes masculinos no salen bien parados en esta adaptación. James Norton, (quien da vida al profesor John Brooke), Louis Garrel (Friedrich Bhaer) y Bob Odenkirk (el señor March) tienen una aparición tan breve que son fáciles de olvidar para aquellos que vean la historia por primera vez. El deseo vehemente de focalizar la atención en las mujeres de la família March afecta al desarrollo de los hombres del relato, quienes quedan en un segundo plano, apareciendo solo en escena cuando la narración lo permite. Quizá sea el detalle que no me ha agradado del filme, pues se nota el espíritu excesivamente reivindicativo que la directora busca otorgar a su versión. Creo que el relato original cumple con creces en ese aspecto.
Una adaptación respetuosa y a la vez actual
A pesar de algunas decisiones tomadas con las que no estoy de acuerdo, esta nueva versión de Mujercitas me ha sorprendido gratamente por su magnífica dirección, su elenco y la preciosa partitura escrita por Alexandre Desplat. Esos acordes de piano y arpa siguen sonando en mi cabeza y me transportan de nuevo al relato, aflorando cada sentimiento que despierta en mí una historia que me acompaña desde niña. Puede que de todas las adaptaciones, esta sea la que tenga la mejor banda sonora.
La película de Gerwig conserva lo mejor de la novela. Es respetuosa, a la vez que aprovecha la oportunidad para hacer algo nuevo. Algo más moderno y actual. Una visión más liberal con la que tal vez Louisa May Alcott se sentiría identificada.