Hace muchos años alguien dirigió su vista más allá de las fronteras de la aldea en que vivía y en esa persona creció el deseo de explorar. El ser humano es curioso por naturaleza y lo ha demostrado a lo largo de la historia. Gracias a exploradores como Heródoto, Marco Polo, Zhen He o Amelia Earhart el mundo llegó a ser menos misterioso. Aunque sin duda todos ellos tenían el afán de conocer que había más allá del mundo que conocían, también fueron valientes al embarcarse en viajes largos que bien podrían costarle la vida. Hoy quiero hablaros de un grupo que mujeres que mostraron la misma actitud y que compartían un mismo sueño, llegar a la Luna. Mujeres que hemos llegado a conocer gracias al documental disponible en Netflix, Mercury 13.
Un proyecto adelantado a su tiempo
El documental, dirigido por David Sington y Heather Walsh, arranca con un doctor y una idea impensable para la época. Randy Lovelace fue el encargado de dirigir las pruebas y test que demostrarían quiénes serían los hombres aptos para alcanzar el puesto de astronautas y vencer en la carrera espacial que se disputaba en los años sesenta entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética. Las pruebas solo incluían a hombres. Pero ¿y si un grupo de mujeres pasara por las mismas pruebas? ¿Y si las pruebas demostraban que las mujeres también podían llevarnos a la Luna? La curiosidad movió a Randy Lovelace y a Jacqueline Cochram, una de las primeras mujeres aviadoras, a llevar a cabo pruebas en 25 mujeres para descubrir si aquella idea podía llegar a ser factible. De las 25 mujeres que se presentaron a las pruebas, trece las superaron notablemente. Tristemente, el mundo no estaba preparado para aceptar la figura de una mujer como astronauta y la NASA ordenó la cancelación del proyecto Mercury 13.
Mercury 13 nos plasma el amor por la aviación. Y, tristemente, también retrata ilusiones y esperanzas truncadas de este singular grupo de mujeres que se quedaron en tierra mientras el hombre llegaba a la Luna. No obstante, su trabajo y su mérito no fueron en vano. La historia avanzó y Jerrie Cobb, Myrtle Cagle, Janet, Dietrich, Marion Dietrich, Wally Funk, Sarah Gorelik, Jane Cameron Briggs, Jean Hixson, Bernice Trimble, JerriSloan, Rhea Hurrle, Gene Norah Stumbough e Irene Leverton sentaron las bases para que la siguiente generación de mujeres tan valientes como ellas pudieran tomar el testigo y conquistar las estrellas.
Una historia de trabajo en equipo
Personalmente, creo que todos los logros aeroespaciales (como debería ser todo en la vida) son un logro conjunto de la humanidad. Hubo un día en que el hombre dejó de mirar a la tierra y posó los ojos en el cielo. Fue en Italia donde Leonardo DaVinci empezó a diseñar maquinas que le dieran alas. Años más tarde, en Francia, Julio Verne soñaba con llegar a la luna. Llegaron los años 30 y en España Emilio Herrera Linares inventó la escafandra estratonáutica. Gagarin en la Unión Soviética fue el primer hombre que nos llevó al espacio. Y, en 1969 Neil Amstrong dio un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad. La carrera espacial no es una rivalidad entre países ni entre hombres y mujeres. Todo lo contrario, la carrera espacial es un trabajo en equipo en el que las mujeres del Mercury 13 y muchas otros científicos, ingenieros, escritores, y, por supuesto, astronautas han puesto su granito de arena.
Os animo a visionar la historia de estas trece mujeres adelantadas a su época a quienes se les arrebató el sueño de llegar a Luna pero que a la vez inspiraron a futuras generaciones de astronautas a desafiar las leyes de la física.
¡A disfrutar!
Esta serie es interesante pero se vuelve tan adictiva si tu tienes una pasión por la aviación. Gustavo Woltmann.