Si buscas una historia inspiradora basada en la realidad, hoy os traemos una recomendación que encaja con vuestros intereses. Tras finalizar la miniserie de Madam C. J. Walker, no podemos hacer otra cosa que recomendarla. He aquí nuestros motivos.
Una mujer de armas tomar
Muchos os preguntaréis: ¿Quién es Madam C. J. Walker? Para muchos era un personaje desconocido, me incluyo entre ese grupo. Y resulta que Sarah Breedlove fue una mujer afroamericana que, pese a nacer en libertad luego de la Proclamación de Emancipación, tuvo que hacer frente a muchas dificultades. Pero con esfuerzo y sacrificio, se convirtió en una mujer hecha a sí misma, convirtiéndose en la primera afroamericana millonaria en los Estados Unidos. Pasó de ser una humilde lavandera a levantar un imperio dentro del sector de la cosmética, la Madam C.J. Walker Manufacturing Company.
Y ese es el tema central de la miniserie de Netflix. Basándose en el libro On Her Own Ground: The Life and Times of Madam CJ Walker de la tataranieta de Walker A’Lelia Bundles, Kasi Lemmons (Harriet. En busca de la libertad) y DeMane Davis (The Red Line) quieren contar ese sendero rocoso que tuvo que atravesar esta mujer para ver cumplido su sueño. El deseo de “elevar la raza negra” y sus esfuerzos por ayudar al progreso de sus congéneres en una sociedad llena de prejuicios le garantizó un puesto en la historia. Y gracias a un guión fluido y unas actuaciones destacables, el relato cobra vida. La mezcla entre pasado y presente es perfecta, haciendo que una historia ambientada a principios del siglo XX tenga un aire contemporáneo y muy actual que atrapa al espectador desde el primer episodio. Es más, al llegar al último sabe a poco. Deja con ganas de haber ahondado algo más en la vida de la protagonista.
Aun teniendo presente ese detalle, el resultado es más que satisfactorio, pues resulta ser una miniserie moderna (con música y otros elementos contemporáneos que le dan aire fresco y la convierten en un producto diferente de otros dramas de época) ambientada en una época pasada. Concretamente, en los años que vivió Madam C. J. Walker, claro está.
Octavia Spencer, la madam del show
La protagonista de la función tenía que ser una actriz que consiguiera reflejar la fuerza y la valentía de esa mujer que luchó por hacerse un hueco en un mundo donde los hombres blancos dominaban el cotarro. Y los pocos hombres de color con cierta autoridad pecaban de machistas, para colmo. Por tanto, la elección de Octavia Spencer como Madam C. J. Walker es más que apropiada. La actriz retrata de manera sobresaliente la evolución de la protagonista, y lleva sobre sus hombros una historia que, pese a la carga dramática que contiene, no se regodea en las desgracias, sino en la luz que hay más allá del oscuro túnel. Spencer nos regala una actuación honesta, llena de vitalidad y optimismo. Si te gusta lo que ha hecho a nivel profesional hasta ahora, no te defraudará.
El resto del elenco está más que notable. A destacar Tiffany Haddish, quien interpreta a la hija de la protagonista, Lelia. Una joven progresista y liberal que constituye el reflejo del movimiento feminista actual. Carmen Ejogo, en su papel de Addie Munroe (personaje ficticio basado en Annie Malone), la mentora y rival de Sarah en la lucha por el poder comercial, y Blair Underwood, como el marido de la protagonista, dan mucho juego a la trama. Sus personajes están bien definidos y gracias a unas excelentes interpretaciones el guión fluye sin problema, ofreciéndonos un entretenimiento ameno y disfrutable.
Potentes mensajes atemporales
En conclusión, Madam C. J. Walker es una miniserie que, pese a beber mucho de la ficción (a veces más que de la realidad), merece la pena visionar para descubrir a la mujer que hay tras el nombre, cuya historia sigue siendo inspiradora a día de hoy. Gracias a una intérprete magistral, a una destacada dirección y a un guión bien estructurado, tenemos cuatro episodios cargados de potentes mensajes actuales dosificados en un relato sobre una mujer de la vida real que forjó su destino. Una historia cuyos valores, como la lucha por conseguir realizar los sueños, son atemporales.