En un plácido suburbio de Ohio vive Elena, una periodista local que sigue las reglas meticulosamente y que ayuda a mantener el orden en Shaker Heights al mismo tiempo que intenta sacar adelante a su familia de seis. Cuando Mia y su hija Pearl se convierten en inquilinas de Elena, las dos mujeres chocan, pero sus hijos se hacen amigos. Ese choque será el desencadenante que saque a la luz los secretos de ambas, convirtiéndose en oponentes que despertarán un fuego que abrasará con todo a su alrededor. Esa es la premisa de Little Fires Everywhere (Pequeños fuegos por todas partes en español), miniserie protagonizada por Reese Witherspoon y Kerry Washington. Una ficción que os recomendamos si os gustan las historias con gran carga emocional.
Un fuego perfectamente descontrolado
Witherspoon demuestra una vez más que detrás de una cara dulce y agradable hay una potencial actriz con talento. Tras sus papeles en Big Little Lies y The Morning Show, consigue de nuevo sorprender. Junto a Washington, nos ofrecen una batalla maternal cargada de dramatismo. Aquí no hay buenos y malos; tan sólo dos mujeres que luchan contra sí mismas llevadas por sus miedos, prejuicios e incomprensiones. Por su pasado y las decisiones que tomaron y definieron su vida actual. A medida que la serie avanza, vamos conociéndolas más a fondo y, a la vez, pequeñas llamas van apareciendo entre ellas, augurando la terrible desolación que se cierne sobre ellas y sus familias.
Si bien no es una historia con grandes giros argumentales, sabe jugar bien con la historia. Narrativamente consigue mantener la atención del espectador gracias a un guión bien desarrollado y unos intérpretes excelentes. El fuego es el elemento visual que está presente en todo momento, desde su maravillosa introducción hasta el desenlace, convirtiéndose en la personificación de cada uno de ellos, esas llamas que acaban siendo peligrosas cuando terminan descontrolándose.
Pero Little Fires Everywhere no es solo una batalla entre dos mujeres totalmente diferentes. Su trama está llena de hilos bien hilvanados que exploran temas profundos como la maternidad, la lucha de clases, la sexualidad o el racismo. Si bien la parte perteneciente a los personajes más jóvenes se hace cuesta arriba en algunos momentos, mejora cuando el guión explora las relaciones paterno-filiales de estos. Hay diálogos que, pese a no ser bombas, se convierten en punzadas que no duelen, pero molestan. Sin duda, tanto la trama principal como las secundarias están cargadas de denuncia social, esa fachada que esconde lo peor de sí misma. A medida que el espectadora avanza, ve cómo esos cimientos no pueden mantenerse en pie ante un fuego que va siendo alimentado y cuya fuerza acaba siendo descontrolada. Y el resultado, pese a ser destructivo, es perfecto.
La historia está bien narrada, y si los intérpretes están a la altura, gana su visionado. Tanto los más veteranos, como Witherspoon, Washington o Joshua Jackson, están sobresalientes. Pero el reparto juvenil no se queda atrás, y brillan con notoriedad en varios momentos.
En definitiva, Little Fires Everywhere es una notable ficción dramática, adictiva y potente. No está destinada a dejarnos rotos una vez la finalicemos, pero el viaje nos permite ahondar y reflexionar en temas controvertidos y entender los diferentes puntos de vista que se presentan sobre ellos en la serie. Y sobretodo, es una exploración de la mujer, como madre, como hija, siendo de familia rica, viviendo en situaciones precarias, siendo blanca, siendo negra. No importa en qué bando esté, pues cada una lucha contra su propio fuego interior, temerosa de lo que pueda provocar. Un discurso muy actual desarrollado en una historia muy recomendable.