Si os gustan las producciones basadas en aterradores hechos reales, seguid leyendo porque os vamos a recomendar una excelente miniserie disponible en Netflix. Pasó bastante desapercibida, y aunque nos ha costado terminarla (no solo por falta de tiempo, sino también por el tema en cuestión, que resulta duro en ciertos momentos), merece ser descubierta por nuevos espectadores. Hoy venimos a hablaros de La Serpiente.
¿De qué trata La Serpiente? Esta miniserie de 8 episodios trata la historia real de Charles Sobhraj (Tahar Rahim), un estafador que se hace pasar por comerciante de gemas. Junto a su novia Marie-Andrée Leclerc (Jenna Coleman) viajaron por Tailandia, Nepal e India en 1975 y 1976, llevando a cabo una serie de crímenes en diferentes lugares frecuentados por hippies, y convirtiéndose ambos en los principales sospechosos de una serie de asesinatos de jóvenes occidentales que viajaban al Sudeste Asiático. Cuando Herman Knippenberg (Billy Howle), un diplomático subalterno de la embajada holandesa en Bangkok, sin saberlo, da con esta intrincada red de crímenes, desencadenará con ayuda de su esposa Angela (Ellie Bamber) una serie extraordinaria de eventos que harán que Sobhraj se convierta en el hombre más buscado por la Interpol, con órdenes de arresto en varios continentes.
Un arranque efectivo y un desarrollo bien ejecutado
Desde el primer episodio de La Serpiente, el terror está servido. De manera excelente, la historia fluye entre pasado y presente, dividiéndose en diferentes hilos narrativos que unen al personaje principal con sus víctimas. Tal vez al principio cuesta seguir cada una de ellos sin perderse, pues la serie juega mucho con los flashbacks y a veces, puede marear al espectador. No obstante, una vez entramos en la trama, vamos uniendo las piezas del rompecabezas con los detalles que nos van dando en cada episodio. Todo bien ejecutado y dejándonos con el deseo de que acabe esta red criminal montada por este perturbador personaje. Un monstruo real que acabó con la vida de muchos viajeros inocentes que fueron en busca de aventuras, y nunca regresaron a sus hogares.
Tahar Rahim, un actor al que acabo de descubrir gracias a esta producción, está excelente. Consigue plasmar esa atracción fatal que te atrapa, como víctima y como espectador. Además de que la caracterización y ese ambiente cálido entre hippies transmitiendo amor por todos sus poros es una ayuda añadida para dejarse llevar por esa seductora adicción que desprende este sanguinario réptil.
Jenna Coleman cumple con creces, y nos muestra cómo esa atracción fatal mencionada te absorbe hasta el punto de convertirte en otro monstruo por tal de sobrevivir. Es la imagen de alguien que se engaña a sí mismo pensando que puede tener un futuro normal con una persona como esa. Resulta muy interesante el arco argumental de este personaje, y aunque cueste empatizar con él, hay momentos notorios bien interpretados que nos permiten redimir un alma tan perdida y atormentada como la de ella.
Billy Howle, que da vida al hombre que empezó la persecución, transmite a la perfección cómo Charles Sobhraj destrozó no solo las vidas de sus víctimas y sus familiares, sino también las de aquellos que se obsesionaron con su caída. El resto del elenco desarrollan sus papeles de modo notorio, y junto a un buen guion y una magnífica ambientación la serie funciona de principio a fin.
Si desconocíais esta producción conjunta de Netflix y la BBC (sello de calidad), espero que lo descrito aquí os motive a verla. La Serpiente es seductora, adictiva y aterradora. A pesar de no ser explícita visualmente, no es recomendable para ver en momentos de extremada sensibilidad. Y tal vez tampoco en temporada de vacaciones. Porque, creedme, se os van a quitar las ganas de conocer a gente en el extranjero. Así es el mundo real. Hay serpientes que se esconden bajo la piel de buenos samaritanos dispuestas a estrangular a sus víctimas en el momento apropiado. A veces, la realidad supera a la ficción. Y puede dar mucho miedo.
