El año pasado, La Materia Oscura llegó a la arena de la fantasía épica con grandes ambiciones y grandes perspectivas de futuro. Pero la primera temporada de la adaptación de la serie de la BBC y HBO de la aclamada trilogía de Philip Pullman tuvo la desafortunada tendencia a poner el tejado antes que los cimientos. Esto resultó en una temporada de debut sólida pero tonalmente desigual que realmente solo quería llegar al meollo de la historia. Pero ahora, con la segunda temporada de La Materia Oscura, llegamos al meollo y es un verdadero festín de imágenes impresionantes y aventuras emocionantes.
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La adaptación del segundo libro, La daga (The Subtle Knife), supera los problema se narrativos de su predecesora y finalmente se destaca como una notable serie. Adquiere el tono oscuro y la escala en expansión del programa, que anteriormente había hecho que se sintiera inusual. Aporta más seriedad dentro de la acción y aventura, y finalmente se solidifica cuando comienza la trama de más peso.
Su segunda temporada se abre a un universo que se prepara para la guerra, aunque no uno en el que todos sus soldados sepan que pronto lucharán. A raíz del desgarro en el cielo de Lord Asriel (James McAvoy), Serafina y las suyas se enfrentan a la decisión de si perseguir una profecía que rodea a Lyra o tomar las armas contra el Magisterio cada vez más opresivo. Mientras tanto, la despiadada madre de Lyra, la Sra. Coulter (Ruth Wilson), también está buscando implacablemente a su hija, convirtiendo al aterrorizado Magisterio en una herramienta para su uso. También en una misión de búsqueda está Lee Scoresby (Lin-Manuel Miranda), quien se verá envuelto en la búsqueda del portador de un arma poderosa.
¿Y qué hay de la chica de la profecía, la pequeña heroína descarada que, sin saberlo, tiene un mundo entero buscándola? Se ha encontrado en un lugar completamente nuevo, con exuberantes paisajes llenos de colores vibrantes y una arquitectura intrincada, y completamente libre de adultos. Aquí, Lyra (Dafne Keen) se encuentra con Will (Amir Wilson), el chico de nuestro mundo que se encuentra huyendo de las autoridades. Ambos aúnan fuerzas para embarcarse en sus respectivas aventuras y sus destinos.
El escritor Jack Thorne ha encontrado su ritmo. Francesca Gardiner, Sarah Quintrell y Namsi Khan, coescritoras en esta segunda temporada, le dan a la serie un perspectiva femenina muy necesaria que valora los personajes adorables dentro del gran esquema de las cosas.
La adaptación de la segunda novela, La Daga, supera a su predecesora
La Materia Oscura avanza a toda velocidad, impulsado por una trama de intriga y actuaciones estelares, especialmente de los protagonistas más jóvenes. Keen finalmente se suelta un poco más, permitiendo que la arrogancia natural y la temeridad de Lyra brillen, y nos brinde momentos divertidos como peces fuera del agua. Wilson tiene mucho más que hacer esta temporada y, en particular, desempeña el papel de héroe torturado. Bakare también finalmente tiene algo que hacer además de mirar a la gente en silencio y planificar. Y, por supuesto, Ruth Wilson vuelve a brillar. Una antagonista magnética y escalofriante a la que se le otorga aún más complejidad y matices en esta temporada. El eslabón débil puede ser Miranda, cuya trama queda apagada y parece no avanzar la mayor parte del tiempo.
El equipo creativo hace todo lo posible en darnos la mejor puesta en escena, vertiendo detalles y cuidado en el diseño de Cittàgazze, que se ve más hermoso y vibrante que cualquier otro escenario en La Materia Oscura hasta ahora. La serie se siente más grandiosa que antes, ya no es tan insípida. Finalmente está a la altura de sus épicas ambiciones dentro del género de la fantasía que tenía desde el comienzo. Ahora sí va por buen camino.