Detroit pasó desapercibida el año pasado. Una película tan necesaria como lo es la mencionada en este título. Películas que narran hechos históricos que no debemos olvidar. Por el contrario, esperan cumplir su propósito: concienciarnos, remover nuestro interior. La nueva película de Spike Lee perturba, indigna, porque desde el inicio sabes que se trata de un relato verídico. Y como no quiero que pase desapercibida, os dejo la crítica de Infiltrado en el KKKlan. Un relato basado en hechos reales más actual de lo que pensamos.
Bienvenido a la boca del lobo
La película nos narra los sucesos vividos por Ron Stallworth, el primer agente negro del departamento de policía de Colorado Springs a principios de los años setenta. Una época difícil, de gran agitación social. Ron quiere cambiar las cosas, de modo que decide llevar a cabo una misión muy peligrosa: infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponer a este grupo radical ante la ciudad.
Contando con un prólogo maravillosamente sarcástico protagonizado por Alec Baldwin, y un epílogo terrorífico formado por imágenes verídicas y presentes, el filme ofrece momentos de todo tipo. Es divertida, es provocadora, funciona como thriller policíaco y está muy bien ambientada. En ocasiones, te sumerges en un videoclip de los 70; en otras, parece un documental narrando conflictos de la época. Un collage que, sorprendentemente, funciona. Y además de concienciar, deja buen sabor de boca.
Un dúo bien acompasado
John David Washington y Adam Driver son el equipo protagónico. Uno es el cerebro, el otro el que da la cara. Ambos convencen, se entregan al papel. Hay momentos brillantes entre ellos, reflexiones que dan mucho en qué pensar a medida que van introduciéndose cada vez más en el mundo de un grupo dominado por el odio y la violencia.
Además de Washington y Driver, la película cuenta con la participación de Topher Grace, Ryan Eggold y un alocado Jaspar Pääkkönen, entre otros, como miembros del grupo radical. Los secundan también Laura Harrier y Robert John Burke. Un elenco que se mueve con soltura, ofreciendo buenas actuaciones que dan calidad a la narración.
Una visión del pasado que afecta al presente
Puede gustar más, puede gustar menos la película. Pero hay algo que no debemos pasar por alto: el discurso social presentado a lo largo del metraje. Ese mal no ha desaparecido, sigue sacudiendo no solo a América, sino al mundo entero.
Centrándonos solo en la parte técnica, Infiltrado en el KKKlan funciona en sus dos horas de duración. Si bien es cierto que hay momentos que pierde fuerza, en conjunto, consigue entretener gracias al reparto y una buena dosis de comedia negra. Destacar la música, que me ha gustado bastante, a cargo de Terence Blanchard.
Una buena película para entretener y a la vez concienciar.