Ayer se estrenó en cines y en Disney Plus Acceso Premium Cruella, el nuevo live-action de una de las villanas más populares de Disney. Y, en términos generales, la película está cosechando buenas críticas, destacando su frescura, ambientación y la increíble actuación de Emma Stone como protagonista. ¿Qué impresiones nos ha dejado? Empecemos por lo que nos ha gustado.
Como bien destaca la gran mayoría, el punto fuerte de esta película es su actriz principal. Junto a su rival en pantalla, Emma Thompson, logran crear un duelo de «Emmas» que funciona en una historia de ambición y venganza dentro del mundo de la moda. Hay una tragedia familiar, mucha locura y dolor, pero poca crueldad. Sí, ya sabemos que es Disney y que se dirige a todos los públicos, pero la Cruella que nos dieron a conocer tanto en la película de animación como en el live-action de 1996 brilla por su ausencia. Porque si la quieren considerar una precuela, todo falla en el guion, y principalmente en su personaje principal.
Pero hemos dicho que íbamos a destacar primero lo bueno, así que este apartado lo dejamos para más adelante.
Cruella tiene una estética brillante, ambientada en el movimiento punk rock londinense de los años 70, con un diseño de vestuario magnífico y una espléndida banda sonora. Sin duda, aporta ese aire fresco que muchos mencionaban, y le sienta bien a este duelo por el trono de la moda. Stone y Thompson ofrecen una actuación sólida y convincente, y el reparto secundario funciona. En términos generales es una película que se puede disfrutar si olvidas que se trata de esa villana tan famosa que se vestía sin escrúpulos con la piel de animales. Porque aquí, por mucho que digan algunos, no hay rastro de villana alguna. Hay una joven vengativa a quien sí le gustan los animales y dispuesta a sobrepasar ciertos límites por conseguir sus objetivos. Sí, hay alguna mención a los rasgos característicos del personaje para recordarnos que es su película, pero poca cosa más.
Y como me estoy yendo a lo negativo (otra vez), entremos sin más dilación.
Ni cruel ni coherente
Cruella solo coge el nombre de su personaje y hace una reinvención de este, contándonos un origen y dejando la puerta abierta para una posible continuación. No obstante, en ningún momento sigue una línea argumental coherente con 101 dálmatas. Presenta a personajes que no deberían aparecer en su vida sino más tarde. Sus secuaces son sus mejores amigos, su familia. Le gustan los animales. ¿Pero qué tipo de Cruella es esta? No me sirve de nada que suelte de vez en cuando en pantalla alguna referencia a hacerse abrigos de pieles cuando no tiene lógica alguna con el perfil dibujado para ella en esta película. Es una nueva reescritura del personaje, por ello no se puede considerar una precuela, porque no concuerda para nada con lo mostrado anteriormente.
Como ya pasó con Maléfica, esta reinvención convierte a una de las villanas más diabólicas de Disney en una heroína. Ni Maléfica era mala, ni Cruella es cruel. Seguimos con esta tendencia de convertir lo malo en bueno, y resulta muy tediosa, al menos para mí. No veo necesario cambiar el sentido de la balanza para contar una historia interesante protagonizada por alguien con malas inclinaciones.
¿Significa eso que Cruella no merece la pena? No, claro está. Es un disfrute visual, y ya solo por el vestuario me tiene ganada. Pero no entiendo la fascinación que ha despertado en muchos. Porque como película de orígenes se desmonta por todos lados, e incluso si quisieran continuar con esta nueva reescritura, me cuesta imaginar cómo la relacionarían con la historia de 101 dálmatas. Veremos qué planes tienen los de Disney.
Lo mejor es olvidarse que se trata del personaje en cuestión, dejarse cautivar por la deslumbrante interpretación de Stone, por la elegancia de Thompson, y dejarse llevar por esa moda punk rock tan rebelde y excitante mientras suenan temazos de la cultura pop. Porque así es la nueva Cruella: rebelde y un poco loca. Pero sin un ápice de crueldad.
