En una época en la que los superhéroes definitivamente vuelven a estar de moda en el cine y en la televisión, siempre es arriesgado ofrecer productos dedicados a ellos sin ser derrotados por el despiadado enfrentamiento con los icónicos campeones de las grandes casas. Netflix ya había intentado proponer a sus superhéroes con productos como Jupiter’s Legacy, fallando estrepitosamente. Pero la plataforma vuelve a intentarlo de nuevo ahora proponiendo en el catálogo Cómo me convertí en superhéroe. Dirigida por el francés Douglas Attal, la película se presenta con un título decididamente desenfadado que en esta ocasión, sin embargo, ofrece una historia que se cruza con el puro estilo detectivesco.
En la historia de Cómo me convertí en superhéroe seguimos al teniente Gary Moreau (Pio Marmaï), un policía desaliñado y apático que no ha mostrado una dedicación particular a su trabajo durante mucho tiempo. En un París donde los superpoderes son casi una norma, la lucha contra el crimen es bastante complicada. Sobre todo cuando empieza a circular una droga muy particular: una sustancia que si se inhala es capaz de conferir poderes temporalmente incluso a quienes no están dotados. Después de algunos sucesos que parecen tener la misma raíz, la policía comienza oficialmente a investigar el caso y Moreau y su nueva colega, Cécile Schaltzmann (Vimala Pons), se verán envueltos en un asunto extremadamente peligroso que involucra a una organización criminal sin escrúpulos.
Un buen espectáculo
La mezcla entre el género detectivesco y los superhéroes se maneja muy bien, permitiendo al espectador apasionarse por los hechos sin pensar demasiado en aquellas imperfecciones que demuestra la película, especialmente en lo que respecta al apartado técnico. Evidentemente no estamos ante un producto de alto presupuesto y los efectos especiales salen perjudicados en este aspecto. Al entrar en la historia, sin embargo, estas pequeñas faltas no molestarán demasiado.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Esta frase icónica y famosa es, de hecho, el foco de esta película. La responsabilidad es la clave para comprender la trama y el punto de apoyo alrededor del cual giran los eventos. La superpotencia como arma o como protección es sin duda la parte más interesante de la película. Y esto lo vemos encarnado por diversos motivos por el personaje de Moreau.
Para resumir, Cómo me convertí en un superhéroe resulta ser una opción realmente agradable. Con una trama no muy original pero bien estructurada, es capaz de captar la atención del espectador durante toda la duración de su metraje. Los personajes y el manejo de la trama son excelentes. Una historia interesante, ligera y bien estructurada que recomendamos que no os perdáis.