La historia de Cenicienta se ha contado innumerables veces. Una vez más, el cuento clásico hace el salto a la pantalla con Cenicienta de Amazon Prime Video, un remake contemporáneo protagonizado por Camila Cabello.
Érase una vez
Érase una vez, en un reino muy lejano, había una chica… ya sabes. Todo el mundo conoce la historia de Ella, o Cenicienta, la chica llena de ceniza que consigue al príncipe y viven felices por siempre jamás. Pero, ¿es así en la nueva versión de la directora Kay Cannon? En el ambiente renacentista donde se sitúa el clásico, nos encontramos con una Cenicienta más moderna pero todavía cercana a la historia que conocemos.
Ella (Camila Cabello) ha sido relegada a una vida de servidumbre después de que su padre muriera años antes, dejándola al cuidado de su cruel segunda esposa Vivian (Idina Menzel), y sus odiosas hermanastras Malvolia (Maddie Baillio) y Narissa (Charlotte Spencer). Sueña con salir del sótano lúgubre y entrar en el mundo de la moda como modista. Pero dado que los tiempos no son propicios para una mujer con mentalidad emprendedora, y la gente del pueblo está chapada a la antigua, todo lo que puede hacer es cantar para desahogarse sobre sus ardientes deseos.
Bidibi Badibi Bú
Mientras tanto, el príncipe Robert (Nicholas Galitzine), está atrapado en una vida que es reticente a llevar, ya que su arrogante padre, el rey Rowen (Pierce Brosnan) y su amable madre, la reina Beatrice (Minnie Driver), le exigen que encuentre esposa y asuma su lugar en el trono. Pero él prefiere holgazanear y la corona no le interesa en absoluto. Su inteligente hermana, la princesa Gwen (Tallulah Greive) es más adecuada para liderar el reino, excepto que las mujeres no tienen voz ni voto.
El plan es lanzar un gran baile, con invitaciones enviadas a todo el reino, dando a la realeza amplias opciones para seleccionar una pareja perfecta. Mientras el destino y el hada madrina de Ella (Billy Porter), hacen su magia, surgen conflictos en torno a sus objetivos en la vida, que amenazan con el felices para siempre.
Otra propuesta del clásico
Cannon se esfuerza y cuida mucho para asegurarse de que las motivaciones internas y externas de su heroína sirvan para impulsar la historia. Esta versión modernizada tiene a su protagonista luchando con una situación convincente, descubriendo cómo Ella y su príncipe pueden seguir amándose mientras logran sus sueños.
Pero, a pesar de todo, el ritmo de la película es inconsistente, especialmente cuando se trata del desarrollo de personajes. Desde las hermanastras, que se suavizan hasta el punto de servir para poco o ningún propósito, hasta los miembros de la corte real, prácticamente nadie más a parte de Ella recibe mayor trato. Te hace preguntar por qué estos hilos de historias superfluos están ahí.
Las lujosas piezas musicales no logran sumergir ni transportar al público como se esperaba. Aunque está diseñado para evocar energía y asombro hechizante en su diseño, no consigue que cale tan hondo como la Hechizada de Anne Hathaway, de la que se nota que hay mucha inspiración. Hay números musicales bien montados, con coreografías chulas y un impresionante vestuario. Pero nada destaca. Al contrario, es más del montón. Y no hablemos del nefasto CGI, sobre todo palpable en los tres simpáticos ratones.
El resultado es una película poco innovadora, con potencial poco trabajado, porque solo hay lugar para desarrollar a los personajes femeninos, y para el resto ya no quedaba tiempo. En fin, un entretenimiento más para ver en horas bajas.
