Ayer se estrenó en Netflix el segundo largometraje de Ferdinando Cito Filomarino titulado Beckett (Born to Be Murdered, en inglés). Tras ver el vídeo de Saúl y Sara, nos sentimos tentadas a verla. Y aquí os dejamos nuestras impresiones.
El protagonista se encuentra de vacaciones en Grecia con su novia. Tras un brutal accidente se convierte en víctima de una persecución que lo llevará a emprender una huida desesperada por Grecia para salvar el pellejo. Mientras tanto en el país aumenta el malestar político y Beckett se va adentrando más y más en una peligrosa e intrincada conspiración.
Como bien recomendaban Saúl y Sara, cuanto menos sepáis mejor. Y viendo que últimamente los tráilers te cuentan media película, es mejor que huyáis de ellos. Porque lo bueno de Beckett es ir a ciegas. Dicho esto, tras ver a John David Washington sufriendo durante todo el film, la sensación que nos deja es algo agridulce. Tiene cosas buenas, pero también varias sombras.
Veamos lo positivo. Se trata de un thriller de acción que mantiene el interés del espectador durante la mayor parte del tiempo. Físicamente John David Washington cumple con creces como protagonista, aunque falla en la parte emocional (ya hablaremos de ello más adelante). A pesar de tener un inicio bastante pausado que tampoco desarrolla demasiado bien a la pareja protagonista, la película coge ritmo y empieza la persecución por diferentes parajes de Grecia, algunas dignas de postal. Pero no os engañéis, porque aquí el director no pretende hacer promoción del país. Todo lo contrario, nos muestra la parte más hostil del país, la pobreza y el malestar político que se respira desde hace años. De modo breve, nos adentra en la situación social del país, en cómo vive su gente, y eso le aporta a la película naturalidad y realismo dentro de un relato de ficción.
También sabe mantener bastante bien la tensión, y las escenas de acción están bastante bien conseguidas. El miedo del extranjero que se encuentra atrapado en un país cuya lengua y cultura no entiende y que es perseguido sin aparente causa justificada es transmitido de forma notoria.
¿Qué es lo que no funciona?
Beckett consigue entretener, pero también deja una sensación de que podría haber sido mejor. A pesar de centrarse únicamente en Washington, no desarrolla su personaje a nivel emocional, de modo que no siempre es fácil empatizar con su situación. El intérprete lo intenta, pero demuestra que le sienta mucho mejor centrarse en el apartado físico de su papel, donde se desenvuelve con más naturalidad.
Por otro lado, de poco sirve contar con Alicia Vikander o Vicky Krieps (dos actrices con mucho talento) en el reparto si no van a tener ninguna función en la película más allá de un par de escenas efímeras. Son simples peones usados acorde a las necesidades del protagonista, y es una verdadera lástima.
Por otro lado, a pesar de ser entretenida, la trama es extremadamente previsible. Y aunque Filomarino juega con el elemento conspiranoico, no se atreve a sacarle provecho, de modo que la idea más interesante del film se queda en algo anecdótico.
Entonces, ¿merece la pena Beckett? Como thriller cumple. Como drama, no tanto. Tiene carencias, pero es fácil de disfrutar. Y a pesar de nos ser muy fan del actor principal, consigue que como espectadora me preocupe de su desgraciada situación. Al menos un mínimo, que tampoco soy un monstruo.
Beckett está disponible en Netflix. Si os animáis a verla, comentadnos qué os ha parecido. Siempre es interesante conocer diferentes opiniones.